MMXXI
Por Benjamín Bojórquez Olea 23 Junio 2020
SOBRE EL CAMINO
A finales del siglo XX, en 1989 se abrió el Muro de Berlín, que había dividido por casi 30 años a la Alemania Socialista de la Alemania Occidental. En 1991 la disolución de la URSS dio surgimiento a nuevas repúblicas independientes. En 1992, Francis Fukuyama expuso una polémica tesis: la historia, como lucha de ideologías, ha terminado, con un mundo final basado en una democracia liberal que se ha impuesto tras el fin de la Guerra Fría. La llegada de China y el despertar asiático quebró el orden geo-político dominado por Estados Unidos y la URSS y ha generado cambios políticos, reacomodos sociales, transiciones cada vez más frecuentes y un rechazo generalizado al poder absoluto, a las tiranías, a las dictaduras e incluso, un creciente desagrado por la existencia de las monarquías que aún quedan en el mundo. En el año 2000, con el triunfo electoral del PAN, vivimos en México la caída del régimen que gobernó ininterrumpidamente por 71 años. 12 años después, volvió a la presidencia el PRI. Y 6 años después, la victoria de MORENA hizo un nuevo viraje histórico al romper el bi-partidismo hegemónico PRI – PAN en el país. La historia señala que los cambios son cada vez más rápidos y el desgaste que provoca gobernar conduce a cambios constantes, a rupturas, con apertura a nuevas opciones, sin apego a la tradición ni nostalgia histórica. Sin amarrarnos la garganta “pie grande” se encuentra ante una utopía y cruel radicalidad, la división y animadversión social. Ahora estamos a 50 semanas de la votación más grande –todas son importantes- en la vida de nuestra nación. A la renovación de Diputados Federales como cada 3 años, se le suma de manera inédita la realización de 15 elecciones para Gobernador incluyendo mi querido Sinaloa y una gran mayoría de elecciones para renovar congresos estatales y gobiernos municipales en la mayoría de las entidades federativas del país. Será la elección intermedia del Gobierno del Presidente López Obrador, prueba de fuego de los mexicanos para calificar su desempeño de gobierno, también el de sus gobernantes locales y para comprobar si entendemos la oportunidad de la evolución democrática. Nuestro país ha pasado de una etapa de fascinación caracterizada por una insólita popularidad inicial del actual gobierno a una etapa de agitación y frustración donde incluso se avizoraron intenciones golpistas. Ambas expresiones de inmadurez política, ponen en riesgo a todos los mexicanos. Fortalecer la democracia mexicana es un ideal y un propósito que debiera ser el de todos. Sería útil dejar de pensar con emociones y dar paso al pensamiento al decidir sobre nuestro futuro político. Hay dos cuestiones fundamentales para que México siga por el camino correcto: 1.- Que el árbitro, el Instituto Nacional Electoral (INE) siga siendo autónomo, libre, confiable; 2.- Que todos los partidos se comprometen a respetar las reglas del juego democrático y que aún siendo derrotados en la elección sigan representados en el poder legislativo.
GOTA Y CHISPA:
Más allá de las preferencias políticas de los actores, es tiempo de entender que cada partido representa a un sector de la ciudadanía. Las condiciones de mayoría y de minoría, no son permanentes. Cada elección da oportunidad a ser relevado el partido gobernante y eso es sano, inteligente, correcto y deseable. Las oposiciones partidistas cumplen funciones relevantes para el equilibrio del sistema y para el buen funcionamiento de la democracia. Lecciones claras: el poder absoluto corrompe absolutamente. El cambio es una constante. Cada triunfo es temporal. Nada es para siempre. El mandato es por tiempo determinado. Hagas lo que hagas, serás legalmente sustituido, pues de eso se trata la democracia y ese es un gran beneficio para nuestra comunidad. “Nos vemos Mañana”…