Opinion

NO CAMPAÑA, SI GOBERNAR…

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Por Benjamín Bojórquez Olea 26 Marzo 2020

SOBRE EL CAMINO

En estos tiempos de alerta sanitaria nacional e internacional, de aturdimiento y de probable crisis, llegó la hora de la verdad para todos los políticos que contendieron por un cargo de elección popular y obtuvieron el triunfo. Presidentes municipales, diputados locales y federales, senadores, gobernadores y el mismo presidente de la República tendrán que demostrar para qué fueron seleccionados. La gente, la sociedad entera, necesita respuestas serias, profesionales, responsables, maduras, ante lo que se está viviendo. No son días de vacilación para nadie, sino de reflexión colectiva. Los políticos deben entender que los tiempos de campañas tienen características muy específicas que distan mucho de lo que debe hacerse en un gobierno, así que los que triunfaron en la contienda electoral en Sinaloa y el país deben ser ahora garantía de utilidad y eficacia para la administración pública. Quienes conocen de estrategias saben bien que, entre las promesas de una campaña política y la acción gubernamental puede haber una distancia tan abismal, que los políticos podrían quedar mal parados y con una dolorosa desacreditación ante sus gobernados. Ante esta coyuntura de incertidumbre que comenzamos a padecer, es buen momento para recordar que las tres características vitales, pero diametralmente opuestas, entre lo que representa la lógica electoral y la acción gubernamental. Son tres reglas de oro que tanto sociedad como administraciones municipales, estatales y federales deberán tomar en cuenta para ejercer un excelente gobierno, sobre todo en momentos en que México, como nación, debe estar estrechamente solidarizado: por ello en Sinaloa la visión que prevalece a lo largo de una campaña política, que podría durar de tres a seis meses en sus diferentes fases (precampaña, intercampaña, campaña) es, indiscutiblemente, cortoplacista. Los intereses están pensados e instrumentados para convencer al electorado lo más pronto posible. Por el contrario, en un gobierno las estrategias se estructuran de manera diferente: se piensan progresivamente para generar beneficios en tiempos más espaciados(largoplacistas). Estos programas, por lo general, serán finalmente evaluados, criticados o aplaudidos al final de cada administración pública. Esto significa que, ante la declaratoria de pandemia que la Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó a nivel internacional, el gobierno de México, sus políticos, no deben estar perdiendo el tiempo en sandeces. La inmediatez los obliga a actuar con prontitud, con rapidez, con tino, dando el ejemplo para no confundir a los sectores sociales; por ejemplo, deben hacer declaraciones atinadas para no generar pánico, sino para dar tranquilidad. Las decisiones oportunas son las que más valen y cuentan en estos días, por lo tanto, en los tres niveles de gobierno las autoridades ya debieron haber convocado a empresarios, universidades, un toque de queda, para establecer sinergias. En las campañas políticas prevalece el individualismo, la exaltación de la persona, las virtudes del candidato; el producto o la marca es el personaje que compite. Nadie más. Todo se centra en el aspirante, en sus ideas, en sus emociones, en sus valores y principios. Si fracasa el individuo, fracasa todo; todo gira alrededor de su persona y lo que diga, es Ley. Por lo contrario, en un gobierno, sobre todo en momentos de crisis, el poder se centra en un equipo de trabajo, en un gabinete, en un círculo de personas que gozan de atributos diferentes, por las diversas carteras que ocupan en la administración pública. La sinergia; el trabajo en equipo; la comunicación eficaz; la planeación, organización y administración, son elementos clave para que se tomen decisiones acertadas, principalmente en escenarios de alto riesgo, como el que provoca el coronavirus Covid-19. Y este diálogo y comunicación debe extenderse a los estudiantes, universitarios, académicos, obreros, empresarios, líderes religiosos, deportistas, entre muchos otros, para que todos sepan lo que deben hacer y cómo deben participar.

GOTA Y CHISPA:

Amanera de conclusión: con estos planteamientos se pretende dejar en claro que los gobernantes tendrán que cambiar su chip electoral por uno gubernamental; que sus promesas de campaña tendrán que aplicarse de la mejor manera para tener el reconocimiento pleno de sus seguidores (ya no electores, sino gobernados). Tendrán el tiempo suficiente para reflexionar lo que ofrecieron de manera contundente como candidatos. Todavía hay tiempo para corregir, de la manera más humilde, todos los errores cometidos en el camino. Si se quiere administrar bien este país, será indispensable que los nuevos mandatarios terminen con la lógica electoral, para dar paso a la actividad gubernamental. Gobernar en tiempos de crisis, de pandemia, es mucho más complicado, por lo tanto, se debe caminar de la mano con todos. “Digo”. “Nos vemos Mañana”…