Opinion

Poner a dieta la ignorancia…

new.author
Por Benjamín Bojórquez Olea 27 Mayo 2020

SOBRE EL CAMINO

 

Un Alcalde que llegó a la gobernanza para hacer lo que inversamente propuso en su campaña. La personalidad de Jesús Estrada Ferreiro excede las condiciones propias de una gobernanza que exige diálogo, mucho diálogo, consensos, acuerdos, pactos, transiciones y, por ende una ausencia fantasmal por la crisis sanitaria que hoy vivimos todos los días. La comunicación gubernamental del presidente municipal Culiacanense es tendencia en las redes sociales y en los grupos privados de consultores políticos donde lo mínimo que se comenta es la rudimentaria actitud de un Alcalde que llegó a la gobernanza para hacer lo que inversamente propuso en su campaña como candidato: Reconciliación, no venganzas, el cese de las persecuciones y el fin de la era de los excesos y la corrupción en Culiacán. Esto recrudece la insensibilidad y el poco compromiso a la que fue elegido por un número importante de personas que ejercieron el voto de castigo, pero también apostándole a un verdadero cambio, un mañana que pide a gritos una esperanza que poco a poco se esfuma cada día. Al más puro estilo de los caciques de la capital sinaloense de antaño, se da un manotazo sobre la mesa para lanzar decretos sanitarios sin ton ni son y meter al redil a empresarios, funcionarios y hasta ciudadanos. Hay políticos como el Alcalde Ferreiro que en el ejercicio del poder no miden la consecuencia de sus actos perdiendo dimensión y olvidando que su estancia en el mismo, tiene una caducidad. Aunque tengo entendido que “chango viejo no hace maroma nueva”. Sin lograr una conexión con los ciudadanos a los que gobierna, Estrada Ferreiro replica el patrón presidencial con sus ruedas de prensa matutinas o vespertinas, donde no hay día que evite dar “cátedra” de patanería y falta de respeto hacia los periodistas que cubren la fuente de su gobierno demagógico. En Culiacán no hay oportunidad para darle un NO al Alcalde. Su mandato transita con el primitivismo de los serviles que como primates brincan como chapulines de una boleta electoral a otra y, que además, opera para signar acuerdos y votar al ritmo de un gran elector. Desde la capital este personaje lo único servil que hace es mandar mensajes o clichés que permiten distorsionar o usar como distractor su ineficiencia de gobierno, contando con la poca relatividad para fortalecer la incoativa, a través de un lenguaje de suma que permita abrir ese puente de la confrontación. Y se vuelven a lanzar decretos como si con ellos también se quisiera controlar a la pandemia que está desbordada en un Culiacán donde pocos saben mucho de quien hoy nos gobierna la capital. Abajo y a los pies del presidente municipal de Culiacán, como en los viejos infiernillos están las deidades menores, muy menores, haciendo hornilla en las brasas para alentar una confrontación que en Sinaloa se siente ni siquiera con la caricaturizada oposición, sino entre morenistas de abajo, de arriba y de en medio. Con tanto decreto, el Alcalde comunica una dificultad real para establecer ese diálogo que exigen gobiernos y sociedades de nuevos tiempos. De ante mano, alejado de la realidad, y dándonos a entender de que es un refugiado más, y no ese presidente que debe de dar la cara y enfrentar esta pandemia con ahínco y compromiso por el pueblo. En Culiacán estamos viviendo al humor de un nativo de Culiacancito, esperando que el próximo decreto sea una nueva prohibición para alinearnos a la máxima voluntad de la nueva era morenista. Y si con decretos piensa que mantendrá un cierto control de la sociedad, pareciera que es peor, o bien, una broma. 

 
 

GOTA Y CHISPA: 

 
 

Jesús Estrada Ferreiro sigue siendo ese cavernícola que conforme avanza su gobierno en la Capital de los Once Ríos deteriora la imagen de la ciudad desde una óptica comercial y turística, máxime, que la propia imagen camina hacia el vacio, y todo, porque abandona su administración y se dedica a pelear ante una omisión perceptible de la misma sociedad y libertad de expresión. La tarea del servidor público es una de las más significativas en la vida. No es fácil serlo, mucho menos ahora, puesto que el requisito principal es tener una vocación de servicio: de servir a la población, a tus vecinos, a todos los que están en la jurisdicción de las tareas encomendadas, pues hoy obliga estar más cerca de la población, orientarla y no utilizar esos decretos de sanidad como si fueran la palabra del señor. Ahora que se necesita mano dura, enfrenta a la misma sociedad con sandeces hipócritas y fuera de contexto. “En mi próxima entrega hablaremos de la manipulación de algunos regidores de Culiacán, que parecen estar en sueños, o bien, la misma ignorancia que no permite ver más allá de los movimientos clientelares del Alcalde, en otros casos evadir por compromisos y acuerdos en lo oscurito”. “Nos vemos Mañana”…