¿POR QUÉ MARCO AL PRI?
Por Benjamín Bojórquez Olea 25 Octubre 2018
SOBRE El CAMINO
Durante semanas hemos acusado en esta columna la falta de liderazgo que llevó al Partido Revolucionario Institucional, a una derrota estrepitosa en las pasadas elecciones. La política torpe de un joven como Carlos Gandarilla García, quedándole grande esa camiseta, por la falta operativa, por la irresponsabilidad de los que han hecho de éste instituto político una verdadera agencia de colocaciones, sin importar la trayectoria ni las capacidades, ni los compromisos con las improntas que preconizan los documentos básicos y estatutarios del PRI. Por el contrario se han elegido personajes sometidos a un margen lleno de limitaciones y, la cargada que obedece sin dignidad las ordenes lineales de quienes mandan en el país, pero que dejaron de serlo a partir de esa derrota el pasado primero de julio, donde lapidariamente crearon un caos estructural, sin tomar en cuenta a la militancia leal y decidida a brindar el apoyo necesario para salir adelante en cualquier contienda electoral, creyendo una y otra vez en que los principios que dieron vida al instituto desvencijado finalmente volverían a retomar el rumbo de la democracia y justicia social; que la tutela de los intereses populares sería nuevamente el compromiso fundamental de quien vaya a dirigir los destinos del nuevo PRI refundado y orientado bajo características y esquemas urgentes de un personaje que si las reúne, si, me refiero a un líder de carácter que cumple con los requisitos para recuperar ese ánimo emocional y, el actual subsecretario de gobierno, Marco Antonio Osuna Moreno, tiene todo lo elemental para que lo analicen con detenimiento carajo, porque es importante una cohesión y se sepa dar ese golpe de timón y que les haga saber a quienes se valen de caprichos políticos personales y grupales, que de alguna manera el temple y ese ingrediente particular de Marco Antonio Osuna, es el indicado no a esa posición de prestigio que no lo es, sino a levantar esos escombros que deja un joven que no supo conducir ese barco que no previno este mar de fondo. Insisto, se tiene que regresar a esas bases y a esa ideología hoy perdida en el olvido. Que se debe regresar a esas raíces revolucionarias y a los principios tuteladores que las clases populares demandan, las del campesinado, las de los indígenas, las de los sindicatos de trabajadores, de las madres solteras en abismales desventajas sociales y económicas, de quienes creyeron sempiternamente en una ideología en favor de los que menos tienen. El PRI de Sinaloa requiere con urgencia de un liderazgo que aglutine las tribus diseminadas como diáspora con rumbos e intereses diferentes. Por ello, difícil de anticipar quien será el bueno. Lo que sí se puede recalcar es que el PRI requiere a alguien dinámico, combativo, trabajador, con formación política, capacidad de debate, activo en la operación política pero también en los medios, para defender las posturas del tricolor. En ese sentido, Marco Osuna, reúne todos esos atributos y esa visión de transformación para el PRI en Sinaloa, una decisión de esta naturaleza es necesaria ante el desorden y los resultados que se han dado en los recientes procesos electorales. Hace falta ese liderazgo, que haga posible la suma de voluntades y la disciplina partidista como ejes de una franca recuperación. “Analícenlo priístas”.
GOTITAS DE AGUA:
El debate al interior del PAN en vísperas del primer debate entre los candidatos a la dirigencia nacional ya no es sobre quién ganará la elección, sino de qué tamaño será la diferencia entre Marko Cortés y Manuel Gómez Morín. Y es que se empieza a hacer evidente, dado el escaso entusiasmo que despierta el segundo y su nulo poder de convocatoria, que el nieto del fundador del partido no será rival para el ex-diputado federal. Incluso algunos panistas que se sumaron de buena voluntad a la candidatura de Gómez Morín, empiezan a dudar de que este en verdad haya obtenido de forma regular las más de 28 mil firmas necesarias para su registro, y se cuestionan si no habrá recibido un “empujoncito” para impulsar una candidatura que será testimonial y simular una contienda democrática. “Digo”. “Nos vemos Mañana”…