Opinion

¿Por qué no sumarse todos?

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Por Benjamín Bojórquez Olea 01 Junio 2020

SOBRE EL CAMINO

Esta pregunta del sumario que realizamos hoy es importante para desbloquear toda ideología con o sin frac ni condecoraciones. Tenemos tres grandes problemas sobre la mesa, el problema político al extremo, el económico y el ecológico. Todos van de la mano  pero debemos atacarlos en ese orden y no en otro, ¿Por qué? Pues porque los problemas económicos son demasiado complejos y necesitan de la participación de cuantos más mejor. En ese sentido, lo primero debería ser abrir esos cauces de participación. Ahora tenemos un sistema oligárquico, que da el poder de gobernar a unos pocos y lo que debemos hacer es lograr el gobierno de muchos, la democracia real, para que emerja la inteligencia colectiva y poder afrontar así problemas complejos de índole epistémica. Hacerlo así es imperativo y tiene dos ventajas claras, la primera es que si se cometen errores, que se cometerán, estos no podrán ser achacados a ningún individuo concreto sino a todo el colectivo. La segunda es que la diversidad cognitiva y la generación colectiva de conocimiento nos hará más hábiles y también más corresponsables, tendremos el poder y deberemos usarlo con sensatez, será nuestra responsabilidad. Esto es muy importante porque la sociedad aprenderá también equivocándose, pues el error es la base del aprendizaje. De hecho, esta segunda mayoría absoluta, por ejemplo, ya ha sido también un duro aprendizaje para quienes volvieron a confiar en su pretendida buena habilidad para la gestión económica. El camino será duro y tendremos que descubrir que ya no se puede volver al pasado porque el estado económico no es reversible a causa de las limitaciones medioambientales. Y es entonces cuando el problema ecológico saldrá por si solo en el contexto de búsqueda de una solución económica integral que nos lleve a un nuevo escenario verdaderamente sostenible. No hace falta pues tenerlo todo pensado desde el principio, entre otras cosas porque es imposible. Lo que sí hace falta es poner a la gente a pensar, cuanto antes y tanta como sea posible. El problema no lo tenemos ahora, mientras crecemos en la oposición, formando herramientas participativas y debatiendo entre nosotros. El problema lo tendremos si llegamos al poder, o cuanto menos si llegamos a tener una posición de negociación con los partidos fuertes o debilitados, eso a mi criterio es muy peligroso debido al absolutismo. Es cierto que siempre podría darse un pacto y que entonces la posición sea cómoda, de crítica y asedio constante, aprovechando y nutriéndonos de la inestabilidad y de la indignación, representando a la oposición ciudadana en el parlamento. Pero también puede ser que no quieran juntarse, o que simplemente ni siquiera sumen. Todo es posible, no debemos descartar nada. Entonces, ¿Qué hacer si se da un escenario en el que se pueda negociar y por tanto reclamar medidas? Debemos contemplarlo y debemos plantearnos desde ya cual sería la estrategia a seguir, que no nos coja el toro. Lo que voy a decir aquí vale para todos los escenarios políticos, municipales, autonómicos y nacionales, cualquiera en el que los ciudadanos puedan irrumpir mediante sus candidaturas unitarias auto- convocadas desde la red y los movimientos sociales. De los tres problemas mayores, Política, Economía y Ecología ya hemos dicho que debíamos atacar primero el político. Bien. Eso es estrategia, nuestras primeras demandas hacia el poder constituido deben ser de índole política en la línea de la profundización democrática. En este escenario actual no se esperan mejoras, con todo respeto a “ZenoZama” de palacio nacional, no las veo, más bien progresivo empeoramiento de una figura que busca dividir al país y no unirlo, a través de un pacto no solo político sino social. Cualquier cosa que nos den será para apaciguar la ira y calmar posibles levantamientos o evitar que asciendan fuerzas políticas más radicales y más contundentes. 

 
 

GOTA Y CHISPA: 

 
 

Hay que evitar todo tipo de purismos ideológicos que no llevan a ninguna parte y nos reducen como conjunto en vez de ampliarnos el espectro y el alcance. Hemos de aprender a aceptar cosas que no nos gustan para que todos nos sintamos algo cómodos. Todo lo aquí expuesto debe ser incorporado, experimentado, calibrado. Necesitamos valentía, atrevimiento y ganas de probar cosas nuevas que permitan combinar de una forma nueva e ingeniosa, representación, deliberación y referéndum. Pero sin perder de vista el objetivo de alcanzar una democracia real en la que el pueblo proponga, el pueblo delibere y el pueblo decida. Y ese mensaje hay que repetirlo y machacarlo una y otra vez para asegurarnos de que llega a casi todos. ¿En Sinaloa que pasa? Muy sencillo: en un estado que no tenga al pueblo en el centro de las decisiones, nos hacen cuestionar el tipo de política que tenemos, pero el problema no está en la definición de una democracia partida, sino, insisto, en un pequeño grupo de personas que ha creado la democracia a su medida, en contra del espíritu mismo del concepto y me refiero a un grupo de empresarios selectivos que manejan, a los partidos llamados viejos y a algunos políticos. Aquí aplica, paradójicamente, como decía Galeano, entonces, ¿Por qué, Sinaloa de libertad y riquezas es solo para un pequeño grupo? “Nos vemos Mañana”… 

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