Opinion

PRENSA Y PODER

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Por Rubén Medina 05 Diciembre 2019

Construyamos México

        No tengo memoria en mis 68 años de vida, de un gobierno y un presidente de México que haya sido objeto de un ataque tan violento, masivo y sistemático por parte de los medios de comunicación y los periodistas como lo es ahora y lo fue antes de tomar posesión Andrés Manuel López Obrador. Todos los días, ataques contra el mandatario que más votos a recibido en la historia; cuya victoria provoco muestras de júbilo nunca antes vistas y que mantiene índices de confianza y aprobación también inéditos, saturan páginas en los diarios también los espacios de opinión y los noticiarios de radio y televisión; en diciembre fue deshecho el perverso amasiato entre prensa y poder que domino la vida pública durante décadas y opero como el lastre mas pesado para la democracia en México; desde entonces la prensa, radio y televisión, los periodistas y columnistas que escriben en sus páginas o hablan frente a los micrófonos salvo honrosas y contadas excepciones se han empeñado en lo que puede considerarse un linchamiento mediático sin precedente en el ultimo siglo de nuestra historia; solo Francisco I. Madero fue atacado también de manera tan brutal por una prensa que en aquel entonces no tenía ni por asomo la penetración, alcance e influencia de la prensa actual, para Amlo el ser víctima de un linchamiento mediático no es algo nuevo; en la mira del sistema político y por tanto de los medios ha permanecido toda su vida publica con millones de líneas agata y miles de horas en radio y televisión en su contra, ha pagado el haberse convertido hasta derrotarlo en las urnas, en un peligro para el régimen corrupto.

Habituado a este conflicto, Amlo no tiene ningún interés de volver a someter a la prensa al control gubernamental; se mueve como Peje en el agua entre unos medios a los que tuvo la osadía de reducirles en 50% el presupuesto de publicidad oficial y a los que corto de tajo las multimillonarias entradas de dinero público que bajo la mesa y fuera de la ley solían entregarles la presidencia, instituciones y los altos funcionarios de la administración pública federal. Mas allá de las legítimas y genuinas discrepancias ideológicas y políticas con el presidente, se advierte en la llamada comentocracia una saña que solo se explica a partir de la perdida de privilegios y prebendas que habían hecho que muchos de esos líderes de opinión, además de enriquecerse con dinero del erario se convirtieran en este país de reporteros pobres que se juegan la vida cada paso, en miembros destacados de la elite política y económica.

En las redes sociales espejo de los medios y a las que la derecha conservadora con sus mensajes de odio a quitado lo que de benditas les quedaba, la violencia verbal empleada por los detractores y su maquinaria de bots en contra del presidente ha roto todos los limites de la convivencia democrática y roza continuamente la ilegalidad; los medios y muchas de sus figuras relevantes fueron a la vez sirviente y cimiento para el viejo régimen que ahora pretende usarlos para descarrilar al gobierno democrático; poco les importaba el público al que decían servir, les pagaban por callar les ordenaban que decir y tenían una existencia de privilegios asegurada, hoy que su único privilegio es una libertad que siempre les fue negada, extrañan el yugo al que antes estuvieron sometidos.

Pd: Que nuestro anhelo de justicia y convivencia sean mayor ante cualquier diferencia, gracias…

Epigmenio Ibarra (periodista)

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