PROCRASTINACION
Por Leonardo Zamora 19 Noviembre 2022
Mi Opinión
Dejar las tareas
para último minuto puede
convertirse en adiccion. No es lo mismo retrasar actividades por aparente
pereza que por tener el hábito de procrastinar .
Quienes se pasan la vida postergando asuntos que deben
resolverse con urgencia, no siempre lo hacen por simple pereza , muchas veces
se origina por falta de autoestima.
¿Porqué la gente no hace lo qué tiene qué hacer?, ¿Por qué no
hace lo qué saben qué deben hacer y qué pueden hacer? ¿Por qué una persona con
capacidad y conocimientos, escoge no hacer aún en detrimento de su propio
desarrollo?
Pler Steel profesor de psicología nos explica que este acto
aparentemente irracional, tiene implicaciones relacionadas con las emociones
qué exprésanos al realizar ciertas acciones o tareas.
El profesor nos explica, además, que cuándo uno procrastina inconscientemente siente qué está dejando la tarea en manos de “otra persona” que se traduce a nuestro “yo” del futuro.
Para llegar a esta explicación, aborda el ámbito emocional
como eje principal en el qué, sin duda,
la baja autoestima y el trastornó de ansiedades son factores importantes.
Por ende, esta acción es más que un acto de pereza o mala organización. Se relaciona con cómo nos sentimos respecto al pendiente que tengo que hacer.
PROCRASTINAR ES MÁS QUE TAN SÓLO POSTERGAR UNA TAREA
Cuándo hacemos actividades, cualquiera que esta sea, es fácil perder la concentración. A este acto se le conoce como procrastinar, lo que muchos llaman “perder el tiempo”
La procrastinacion consiste en dejar para después lo qué es
preciso hacer ahora, a pesar del conocimiento claro qué tiene sobre los
beneficios de realizarla y los prejuicios específicos para la persona el no
hacerlo.
El procrastinador pospone el inicio de aquella tarea o
proyecto importante, no por pereza o desidia, sino amparándose en otras muchas
pequeñas actividades qué también deben realizarse, aunque cuya importancia no
es equiparable a la primera.
Saben que deben terminar el informe para las 5 de la tarde
pero, “hay qué contestar los correos electrónicos….” Y “hay que buscar ese
archivo que me pidieron para mañana….” Y sin darse cuenta ha dejado de lado lo
importante por lo urgente.
Es importante resaltar que al procrastinador no le repugna
el esfuerzo. Suelen ser individuos de gran capacidad intelectual y personal,
incluso con un historíale de éxitos tras de sí.
Sin embargo, en determinadas circunstancias, dejan de
enfrentar diligentemente las tareas que se esperan de ellos.
Al final, confrontados con los plazos o términos de sus
proyectos, entregan resultados que están por debajo del nivel esperado por
ellos mismos y del que la organización sabe que podrían dar, escenario qué les
provoca una continua sensación de malestar.
No le gusta esta situación, pero pareciera qué tampoco
puede salir de ella.
Quién ha padecido la procrastinacion conoce el duro juicio
sobre si mismo por no haber enfrentado la tarea en su momento.
Para quien padece la procrastinación es importante aprender
a tomar conciencia de su propia valía y dejar las conductas obsesivas, sea en
la búsqueda de la perfección o en el control sobre lo que acontece a su
alrededor.
Ahora la respuesta a la pregunta qué todo nos hemos
planteado y ¿Cómo lo evito?
La respuesta aunque pudiera sonar un poco cursi, está en
cada uno de nosotros.
Existen acciones de autorreflexión qué nos pueden ayudar a
ser más conscientes de cuándo estamos en un momento de procrastinación y así
lograr evadirlos a toda costa.
Un ejercicio sencillo es qué, cuando te encuentres en esa
situación, comiences a pensar eso qué estás postergando lo estás “ligando a un
sentimiento negativo”, y así, transformar aquello qué sientes.
Enfócate en el sentimiento de satisfacción qué sentirás al
terminar la tarea para qué el camino sea más sencillo de sobrellevar.
El primer paso es entender qué soy valioso por mi dignidad
como humano y qué eso no excluye la posibilidad de aspirar a mejorar y
conseguir bienes útiles y honestos por encima de todo.
SOLO QUIÉN INTENTA,
FRACASA……, Y MUCHAS VECES……
La regla de oro es cambiar la forma en qué se está percibiendo la realidad para ayudarnos a transformar nuestra manera de actuar.
Por ejemplo, una persona perezosa puede entender qué vale
la pena hacer ejercicio, pero mientras se sienta relativamente sano, no
percibirá razón para cambiar.
Una forma ordinaria de hacer ver los beneficios del deporte
es la misma acción.
Para un joven que padece pereza, un régimen de ejercicio
diario, impuesto al principio, se convierte en una actividad placentera qué el
mismo buscará más tarde.
Un esfuerzo al día en el deporte no me devuelve salud
inmediatamente, pero la construye la constancia.
El premio siempre es mayor al final.