¿QUÉ ES POLÍTICA?
Por Benjamín Bojórquez Olea 18 Junio 2019
SOBRE El CAMINO
Una persona ética despierta el espíritu de servicio. En nuestros días, la política es tristemente una profesión muy desprestigiada frente a la sociedad por causa del actuar de algunos funcionarios públicos, pero también relacionada a una profunda ignorancia de la cultura política. Considero que una gran parte de este desencanto por los políticos se debe a que muchos consideran que los funcionarios públicos sólo buscan un cargo para acrecentar su patrimonio y su ego. En la vida es muy sencillo generalizar, pero no podemos dejar de reconocer a todos los hombres y mujeres que en su labor política la ejercen como profesión de vida. Debemos asumir que el vivir de la política es el desempeño de una profesión en condiciones de normalidad, como un médico realiza sus consultas y operaciones, como un abogado vive de la abogacía y un comerciante de sus ventas. Requerimos políticos que dediquen cada día de su vida a trabajar por los asuntos del estado, es vocación de tiempo completo, tarea permanente y entrega total por el país y mí querido estado de Sinaloa. Sabemos por la historia que para los antiguos griegos la política era considerada como la forma de vida activa más elevada a la que un hombre podía aspirar, incluso era un término revestido de carácter sagrado. Para Aristóteles, el ejercicio pleno de la libertad era posible en el marco de una comunidad política, por tanto, era el género más perfecto de vida activa. El realismo y el utopismo dieron como resultado la desarticulación de la doble dimensión originaria de la política, constituida en equilibrio entre lo real y lo posible, entre la comprensión y el respeto de las realidades constituidas en medio de las cuales debe operar la necesaria proyección de la propia acción humana. Y es justo en el plano de las acciones humanas donde lo político no ha dejado de perder su prestigio, donde encontramos la dignidad de su profesión. ¿Qué debemos hacer para alcanzar esto? Apostar por el bien común y el interés público, apostar por la formación de cuadros políticos que entiendan el servicio público como el instrumento para mejorar nuestro entorno y, lo más importante, debemos entender que el centro, fin y objeto de la política es la persona humana. No podemos perder de vista, quienes nos dedicamos a la vida pública, que el gobierno implica el ejercicio de acciones a favor de la gente. La brújula de los políticos debe ser la ética, deben ser íntegros, porque cuando una persona posee ética se despierta en él un espíritu de servicio y, en consecuencia, actúa con responsabilidad. El mismo Aristóteles lo decía: “Aquello que está en nuestra mano hacer, podemos también abstenernos de hacerlo; donde depende de nosotros decir “NO”, somos también dueños de decir “SI”. Así pues, si la ejecución de una buena acción depende de nosotros, dependerá también de nosotros el no realizar un acto vergonzoso”.
GOTA Y CHISPA:
Como soy un optimista empedernido, me permitiré cerrar este artículo con las cualidades clave para ser un buen político. Los buenos políticos no deben ser fantásticos ni fanático, sino poseer talento político: una mezcla entre espíritu de justicia y sentido estratégico. Con principios y valores claros. Soñadores pragmáticos, que demuestren agudeza, sentido de la anticipación y adaptabilidad. La inteligencia política se ejerce lidiando con problemas, conflictos, dificultades y sabiendo operar con recursos escasos y opciones limitadas. La credibilidad, la valentía para enfrentarse a las élites económicas y financieras que tratarán siempre de comprarlos, la autoridad y la respetabilidad que les convierta en referentes y la eficiencia y la capacidad de innovar, así como la habilidad de rodearse de asesores solventes y no de pelotas, son algunas cualidades más que deben acompañar a todo buen representante público. No perdamos nunca de vista el hecho de que, si hay políticos corruptos es porque provienen de una sociedad que también lo es en parte, o que al menos acepta esta perversión. Los políticos son una proyección a escala de la sociedad. Hay políticos corruptos, y una gran mayoría que no lo son. De igual forma que hay arquitectos, economistas, abogados, gestores de fondos, notarios, fontaneros, electricistas, cantantes, periodistas o deportistas, que son honrados y cabales, aunque entre ellos exista un porcentaje que no lo sean tanto. En suma, si hay corrupción en la política es porque todos, por acción u omisión; lo toleramos. “Digo”. “Nos vemos Mañana”…