¿Qué les pasa a los legisladores sinaloenses?
Por Benjamín Bojórquez Olea 24 Mayo 2023
Sobre el camino
¿Acaso la derecha fue corrupta en su participación política en los
tres órdenes de gobierno? Así
lo afirman legisladores locales, en su máxima expresión, y así mismo, en su
mayoría, utilizan su poder para usar a su antojo a la Auditoria
Superior del Estado (ASE) al puro estilo del viejo PRI,
sobre todo, al Poder Judicial del Estado.
Estos legisladores
como el morenista, Pedro Lobo y el pasista, Gene René
Bojórquez, son el claro ejemplo de un congreso vulgar y lastimoso, en donde
con carreta de burritos y tortillas el diputado morenista confronta al
legislador pasista a manera de burla haciendo referencia al pago de 18 millones
de pesos por tortillas que realizara la UAS en el año 2021,
lo que generó que los ánimos se calentaran en la sesión ordinaria del pasado
martes. Por donde la vean, son una deshonra para el congreso y para la
población sinaloense, pues es así como legislan en la máxima tribuna del
estado. La verdad no encuentro calificativos y términos para criticar no solo a
estos dos legisladores, sino en su mayoría. Me explico.
Esta
pregunta, formulada en su día por Demóstenes, cuya lectura
recomendamos. La respuesta que da el orador griego puede parecer sorprendente,
pero no lo es. Ese poder no está en quienes las formulan o quienes han de velar
por su cumplimiento, sino en el convencimiento de sus destinatarios -que en una
sociedad democrática serán todos los ciudadanos por igual- de que son justas,
son adecuadas, y de que han de ser apoyadas en beneficio de todos.
Pero para
que esto sea así, obviamente, es necesario que la sociedad perciba que las
leyes que se promulgan tienen siempre esa finalidad. El que con demasiada
frecuencia suele tener una pésima calidad técnica legislativa, como se ha
denunciado en varias ocasiones, no ayuda desde luego a ello. ¿A qué
se debe esa manera muchas veces tan pobre, imprecisa y oportunista de legislar,
característica reiterada de estos últimos tiempos tanto en el Estado como en
las diferentes Comunidades Autónomas? Puede ser en muchas
ocasiones un fallo o defecto del legislador, acuciado por las necesidades
inmediatas y las prisas de los políticos, más preocupados siempre por vender un
titular de prensa que por garantizar una mínima seguridad jurídica a sus
ciudadanos. La cuestión es si siempre se podría explicar por esta causa.
En los
últimos tiempos, nuestra sospecha acerca de que la inseguridad y la imprecisión
técnica que emana de la inmensa mayoría de las normas recientes quizá no
siempre sea algo fortuito o producto de las prisas o de la falta de pericia
técnica. La continuada, persistente e incluso creciente imprecisión de nuestros
diferentes legisladores -todos ellos arropados en su labor creadora de leyes
por múltiples funcionarios, asesores, consejos consultivos y demás parafernalia
administrativa- ha superado por mucho el límite de lo que podría admitirse como
torpe o casual. Por ello nos tememos que esa peculiar forma de legislar, en
algunas ocasiones, especialmente en determinadas materias muy sensibles para
los ciudadanos en general y para los empresarios y profesionales en particular,
presenta indicios de ser como mínimo tolerada, pero quizá algo más:
premeditada, querida, buscada.
¿Por qué? No estamos, obviamente, insinuando la existencia de una
especie de conspiración organizada por la clase política. Nada de
confabulaciones misteriosas. La respuesta, como suele ocurrir en tantas
ocasiones, es prosaica y hasta vulgar. Es simplemente porque así los
legisladores y gobernantes pueden hacer con más libertad lo que les parezca sin
que el ciudadano les dé mucha lata. Si lo hacen mal para su propia comodidad y
nadie protesta, ¿qué razón les impulsaría a cambiar de actitud?
La verdad
es indignante observar el comportamiento político de los legisladores locales
de Sinaloa. La crisis política desde el aparato legislativo y la calle restan
estabilidad, incluso las acciones, formas y omisiones para fiscalizar a
cualquier ente público que no obedece órdenes de las autoridades, desencadena
entre sus planes, la incapacidad de privilegiar sus intereses
particulares.
Observar el
comportamiento del Recinto Legislativo en Sinaloa es una verdadera vergüenza,
gritarse, ofenderse sin prueba alguna es un claro ejemplo de falta de
tolerancia, de respeto, afirmarse y otorgarse lo dicho también es una clara
prueba de mantener su reputación, en donde, a mi juicio, no la hay.
GOTITAS DE
AGUA:
La desafección
continua agudizando mientras los hilos que sostienen a nuestra débil democracia
resiste a duras penas. Da tristeza ver como el congreso del estado de Sinaloa
expone a legisladores de todos los partidos como una legislatura más rapaz,
ineficaz e intolerante que actualmente tenemos los sinaloenses.
Hoy, el
equilibrio perverso se debate con quienes buscan impulsar alguna de las
propuestas para salir de esta crisis. Sin embargo, en la
difícil tarea de proponer soluciones, no debemos perder de vista que
los legisladores locales, en consecuencia –y no causa– de la situación en
la que estamos, y que en el corto plazo nuestra actual oferta política tiene
nulos incentivos para mejorar las cosas. "Si cierran la
puerta, apaguen la luz". "Nos vemos Mañana"...