Opinion

¿Quién ganó el Debate?

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Por Benjamín Bojórquez Olea 23 Abril 2021

SOBRE EL CAMINO

Marcar los tiempos e imponer el discurso al contrario eran dos de las claves en un debate más de sensaciones que de mensajes, más de detalles que de ideas. El día de ayer vivimos el primer Debate de las y los candidatos a la gubernatura de Sinaloa. ¿Quién ganó el debate? No comentaré quien ganó el debate debido a que observé puntos en donde el principal objetivo es premiar tanta simulación e hilaridad, claro, también observé interesantes propuestas, pero también observé debilidades en la planeación de dicho evento elaborado por el Instituto Estatal Electoral. Y también fallas en relación a las preguntas diseñadas por el IEES. Por tal motivo, hablaremos de ellos de forma personal durante este proceso de campaña que concluye el día 4 de junio. El objetivo que cada candidato o cada partido persigue en una elección nunca es debatir, no importa que lo afirmen; en realidad su objetivo siempre y en cualquier lugar del mundo es maximizar el porcentaje de votos el día de la jornada electoral (para algunos, no para todos, ese objetivo es ganar). De esta manera, los debates son solo momentos de la campaña, momentos que pueden o no ser importantes, dependiendo de si los ciudadanos los tomarán en cuenta para su decisión de voto. Para algunos candidatos el debate es una oportunidad de mostrarse mejor que los demás, de exhibir debilidades de los adversarios y por ello buscan que haya muchos, normalmente ésta es la postura de los candidatos que no van en primer lugar de las preferencias y que buscan cambios en las percepciones; para otros candidatos, el debate es un obstáculo o un momento de riesgo y evitan debatir más de lo que la ley les obliga. Los debates, entonces, no son una búsqueda de comunicarle al ciudadano lo que quiere saber, sino momentos en la estrategia, en los que se busca dar golpes o evitar golpes de los adversarios. En ese sentido no es de extrañar que los equipos de campaña declinen la asistencia a debates, promuevan un mayor número de ellos, busquen formatos con más riesgo para los candidatos, pidan horarios de transmisión con mayor o menos audiencia y busquen colocar temas en la agenda que les sean favorables y que no puedan ser evitados en el desarrollo del debate. Sin embargo, para muchos medios de comunicación e incluso para algunos analistas todo este momento se reduce a una simple pregunta: ¿quién gana? En realidad, es fácil responder a la pregunta, pero no es tan fácil evaluarlo en su momento. Un debate lo gana quien logra incrementar su porcentaje de preferencias y logra disminuir el de sus adversarios. Y si nos fijamos, no hablo del número absoluto de votos, sino de porcentajes porque, al igual que en una campaña negativa, a veces la estrategia en el debate no es atraer votos en favor, sino solo hacer que abandonen a otro de los candidatos; tampoco estoy diciendo que un candidato en debate siempre busque los votos del puntero, a veces por estrategia ve más accesibles los de otro candidato adulando y buscando apoyar la estrategia de alguno de los otros, pero, a fin de cuentas, su ganancia o pérdida se mide por el incremento o la disminución de sus posibilidades el día de la jornada y ésa solo se puede estimar con las preferencias electorales. Para ser claro, el resultado del debate no es posible saberlo al terminar éste; se requiere un periodo de reflexión y de asimilación por parte de los ciudadanos y encuestas pre y pos-debate para conocer los movimientos que genera en las preferencias. Sin embargo, en los medios la pregunta permanecerá por encima de la realidad: ¿quién ganó un debate? Y para quien vea el debate, daré dos señales a observar: a) los errores y b) las expectativas. 



GOTITAS DE AGUA: 


Esto demuestra que los candidatos más posicionados administraron sus comentarios, sobre todo, Rubén Rocha Moya. Un tema que olvidaron y prefirieron omitir fue el tema de la seguridad pública, quien sorprendió fue la candidata de Redes Sociales Progresistas, Yolanda Cabrera, pues fue tajante y su voz contundente a los señalamientos, mujer que se arriesgó y supo debatir con realidades. Rosa Elena Millán, una mujer con muchas tablas, pero a mi criterio pudo haber podido ser mejor, se le vio muy incolora. Mario Zamora lo observamos proponiendo y cometió pocos errores y supo administrar los tiempos. Sergio Torres Félix como debíamos suponerlo debatió y fue pulsante y muy preciso en las observaciones que les hizo a sus contrincantes. Del resto de los candidatos mejor ni hablamos. Pues al final de todo, “observamos un formato muy acartonado y más de lo mismo”. “Nos vemos el Lunes”…                                                                                                            

     

 


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