Un hombre sencillo, es un hombre que, pese a sus eventuales valores de familia o humanos, se muestra humilde y espontáneo, llano, en efecto, y sin presumir la forma de gobernar a través de una política no improvisada. Quirino Ordaz Coppel es un hombre afable, natural, modesto en sus acciones ya que no hace alarde de su estatus social e incluso con su trato. Es ahí lo que la sociedad busca en un servidor público, que te atraviese la piel y convoque a una estabilidad emocional y, con ello, rompa de tajo como un ciudadano más y dejar atrás a ese tipo de política arcaica y falta de creatividad y tolicracidad, que le aporte al estado sin distinción alguna de colores. Tal vez para describir a Quirino con todo y su pragmatismo y que sabe escuchar (como hay que ser). Considero oportuno desglosar a la persona y no al que gobierna, digo esto, porque sería enérgico y entusiasta, caminar por todos los rincones del esqueleto de Sinaloa y recoger ese sentimiento y necesidades, gesticulando, con índice de fuego, con vehemencia y con firmeza de sus actos, convocando hoy a la unidad universal para que le vaya bien a Sinaloa y a nuestra gente, además de consolidar lo logrado, a actuar con madurez, a superar las resistencias, a desterrar odios y venganzas, resentimientos y rencores, y a generar nuevas tolerancias; a otear hacia nuevos horizontes políticos, que sin duda se merece la sociedad sinaloense, para seguir avanzando hacia nuevos estadios de desarrollo integral en todos los órdenes de la vida y gobernanza, con la divisa del empleo, el crecimiento económico y el bienestar general, de la participación social y política crecientes, en un marco de seguridad y de vigencia e identidad del estado de derecho. Por ello, Quirino, con el propósito de obtener los resultados esperados y seguir avanzando, para que Sinaloa esté en esa senda del desarrollo con justicia y transparencia, mediante el crecimiento no solo del estado, sino de la moral y humanismo social. Quirino como hoja de ruta a mostrado al mundo sinaloense el cómo “SI” se pueden hacer las cosas para sintetizar en la génesis la interpretación de todo un periodo que concluirá en el 2021 bajo conceptos de pertinencia de su legado, para sustituir con talento, visión al nutrió y depurar usos y costumbres, las inercias y los vicios de la política del ayer. Hoy mucha falta nos hace retomar esa vocación y ese músculo transformador para corregir las imperfecciones imperantes. Llegó la hora de destacar y privilegiar a un hombre sencillo pero a su vez con espíritu humanista. Y en ese sentido, ha Quirino, se le debe dar el reconocimiento ya que en esta terca realidad ha actuado con madurez y siempre a sus funcionarios les ha exigido dar el máximo y ese salto cualitativo, salir a la calle y recoger todo tipo de inquietudes, expresiones, tratando de recuperar esa soledad y desplazamiento de la misma sociedad con el servidor público, no solo eso, sino que también, Quirino, ha diseñado y puesto en marcha una nueva forma de hacer política ciudadana, constructora, facilitadora, para beneficio del estado. El pacto local, es el que impulsa desde que asumió su mandato el primero de Enero de 2017. Quirino Ordaz Coppel es un hombre que quiere llevar una vida tranquila pero responsable con el compromiso institucional de cumplir con lo trazado en el Plan Estatal de Desarrollo en su gobierno, amar a su compañera de fórmula, Rosy Fuentes de Ordaz, a sus hijos, llenar de alegría su hogar y Sinaloa. Quirino es un hombre que quiere encontrarse, aferrarse al sentido de la vida, atrapar la verdad, su verdad. ¿Qué quiere Quirino? Precisamente eso, a recuperar y cincelar más el impulso de políticas públicas de empleo y de autogestión en las comunidades. Luego entonces, para avanzar en los caminos trazados por el ejecutivo estatal, para hurgar en las experiencias y avances existentes en el mundo de hoy. Por ello, es menester debatir, discutir y polemizar con propios y extraños, en la buena fe, con las mejores intenciones, donde se deba cambiar las conductas y actitudes, para asumir con voluntad, determinación y grandeza, como el que asume, Quirino Ordaz Coppel, con sus tres clásicas “C”: “Cabeza, Corazón y Carácter”.
Consientes de lo delicado que es el reclamo que la sociedad y los medios de comunicación hacemos con tanta fuerza, determinación y reiteración, por lo que se llama opacidad, impunidad, corrupción, ineptitud y negligencia. Todos los políticos, todos los partidos y todas las tendencias ideológicas, deben demostrar un cambio impostergable, construir en conjunto algo nuevo y vigoroso y deben divulgar de mejor manera las bondades de lo que emprenden y de lo que se hace por el pueblo al que nos debemos y al que servimos desde las gradas y trincheras de la sociedad física, profesional y etnias, para que vuelvan a ganarse ese prestigio, esa credibilidad y esa confianza. Ahí radica esa búsqueda que en la cual trata de muchas maneras decirlo a todo pulmón, Quirino Ordaz Coppel. “Nos vemos el Lunes”…