Opinion

Reunión de súper narcos hoy viernes en Sinaloa

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Por Juan Manuel Partida 27 Septiembre 2024

Altoparlante...

Habrá reunión de súper narcos hoy viernes en Sinaloa.

Estarán juntos el narco presidente, la narco presirvienta y el narco gobernador.

Tres cómplices en la traición a Ismael “El mayo” Zambada y en el asesinato de Héctor Melesio Cuén Ojeda.

Un trío de súper corruptos que no terminan de ponerse de acuerdo en la necesaria renuncia de quien desgobierna Sinaloa.

De que lo procesen por asesino y lo metan a la cárcel es algo imposible en este gobierno en el que los criminales se tapan con la misma cobija porque todos tienen una cola muy larga y muy apestosa.

López Obrador tiene el récord de visitas a nuestro estado.

Tuvo varias reuniones con los capos del cártel de Sinaloa, para afinar los abrazos y los cogobiernos.

No hay justicia.

Está vendida y está comprada.

El presidente saliente se desprecia con el estigma de narco, la que llega lo aumenta cada día que pasa, y el ejecutivo sinaloense lo tiene grabado en el cuerpo y en el alma.

Cuánta desvergüenza se debe tener para venir a pasearse en un estado que vive presa del terror por la guerra entre los narcos y el valemadrismo gubernamental.

Muertos y más muertos, con la insultante postura oficial de que todo es normal y casi de maravilla.

Los sinaloenses despedimos hoy al mejor presidente que ha tenido el narco, y al peor que hemos tenido el pueblo que de verdad es bueno.

Mentiroso, súper rata, traidor, asesino y una hipócrita de medalla de caca.

Andrés Manuel y Claudia no se cansan de burlarse de los sinaloenses.

Han pasado ya dos meses del asesinato de Héctor Melesio Cuén Ojeda y no deja de sorprender esa complicidad tan brutal con la exfiscal de justicia estatal Sara Bruna Quiñónez Estrada y Rubén Rocha Moya.

Se han pasado por el arco del triunfo las evidencias de ilegalidades y de obstrucción de la justicia, particularmente el burdo montaje del “asalto” en la gasolinara.

Doña Sara Bruna y don Rubén son cómplices en el pacto con los chapitos que terminó en la entrega de El mayo Zambada y en el asesinato de Melesio Cuén.

La decisión sobre la renuncia de Rubén Rocha está entre López Obrador y Sheinbaum Pardo.

El primero insiste en ser cómplice, para protegerse a sí mismo.

La segunda consideración parece que el apestado tiene que irse, como control de daños en el cuatroté.

Qué va a pasar, no falta mucho para saberlo.

Los hilos se cortan siempre por lo más delgado, y el corrupto más débil es Rubén Rocha.

Es potencialmente el sacrificable, pues.

Falta ver si nos dan atole castigando sólo a la exfiscal de justicia, gritando que se hizo justicia.

Con el problema reconocido de que a Lopitos ya su títere le valen setenta fregadas lo que tiene que ver con la legalidad y con la justicia.

Son, por mucho, lo peor de lo peor.

Por eso se intensifican en estos días los desesperos para presentar a un Rocha Moya más bueno que los taquitos dorados de camarón.

El ridículo y la desvergüenza de seudo comunicadores empeñados en elogiar a un gobernador que, nos dicen, es calumniado por sus adversarios.

Cómo es posible, lloran, que alguien se atreva a decir que don Rubencito es mala persona.

Llamarlo asesino es el extremo más inaceptable de las “mentiras”.

Pintan como casi un santo a ése que les llena las billeteras y las cuentas bancarias.

Ese repudiable periodismo, como el de Noroeste, que no se detiene ante nada para burlarse de la verdad porque lo único que les interesa es el maldito y cochino dinero.