No nos hagamos tontos, toda intención lleva un objetivo, porque una cosa es el cochinero que dejaron los anteriores gobiernos y otra cosa muy diferente es gestar a Morena para que se instale prehispánicamente. Morena enfrenta el riesgo de confundir al partido y el gobierno como otros anteriores cuando alcanzaron la Presidencia. El dilema de ser el partido mayoritario y no lograr la construcción de su vida interna conforme a reglas comunes y funcionales a una coalición heterogénea, a la que une básicamente la popularidad de López Obrador y la expectativa de una estrategia exitosa para conservarlo a través de la revocación de mandato que aprobaron los senadores para lanzar la sucesión presidencial en 2022. Bien lo comentó el diputado y líder de la fracción parlamentaria del PRI en el congreso local de Sinaloa, Sergio Jacobo Gutiérrez, tras resaltar el rechazo a la revocación de mandato, ya que consideró imprudente en estos momentos por la situación de contingencia sanitaria y económica que vive el país, siendo enfático dijo, que es una medida antidemocrática y desesperada. En ese sentido tiene toda la razón el diputado sinaloense Sergio Jacobo Gutiérrez, porque hay quienes desde dentro creen que Morena debe mantenerse como la coalición electoral que surgió en la movilización de la segunda candidatura de López Obrador en 2012, luego de acusar que otra vez le habían arrebatado el triunfo. Incluso, les parece conveniente la flexibilidad para ampliar alianzas con otros partidos ante el desgaste hacia las elecciones de 2021 por el impacto de los resultados del gobierno, la pandemia, el desastroso manejo político y técnico de la economía de nuestro país y la necesidad de pactar en el Congreso para enfrentar la segunda mitad de la administración sin mayoría en caso de perderla. De frente tiene la posibilidad de que avance un frente opositor de las fuerzas más grandes contra Morena para evitar que controle el Congreso y refrende la Presidencia. Las posiciones más prácticas pugnan por configurarlo como “maquinaria electoral” y abrir el terreno a candidaturas externas ante la falta de liderazgos puros, a través del método de encuesta. Es el camino que alumbra su jefe máximo y que aspirantes a la dirección del partido de Morena, piden “escuchar”, con sermones la crueldad y falacias invertidas ante conceptos de considerarse afines a un proyecto mesiánico. Desde su paso por la presidencia del PRD antes llegar al gobierno de la CDMX, López Obrador mantiene la tesis de que los partidos son esencialmente corruptos y apuesta por la movilización —campaña— permanente, como ahora posibilita la revocación de mandatado antes de la sucesión. En el cuarto año suele asomar el desgaste del ejercicio del poder y cae la popularidad presidencial, la principal fortaleza electoral de Morena con la robusta aprobación de su líder. Para otras corrientes, la convocatoria a elección es una oportunidad para construir la palanca transformadora de la 4T, como el grupo de los “puros” o “fundadores”, que tienen el predominio de la operación territorial. La batalla interna sirve para sostener la tesis sobre la incapacidad de convertir el movimiento de Morena en un partido de cuadros, estructura y de muy claras reglas para su funcionamiento o al menos que no está listo. Ante este escenario, es posible que crean que, al menos, la revocación de mandato les permitiría lanzar una campaña de reposicionamiento del gobierno y sus resultados para transferir la popularidad de López Obrador a las urnas en 2024. Pero eso es mucha futurología.
GOTA Y CHISPA:
Quiero imaginar que Morena en Sinaloa cruza sus dedos, ya que su debilitamiento se acelera, y pues hay que crear barreras que les permita seguir dando atole con el dedo. Considero que no tienen vergüenza, ya que según ellos la libertad y la democracia son primero, si es primero, pero para ellos. Aquí lo importante es que se debería combatir este atroz virus que nos consume, ya que esta emergencia que estamos enfrentando sea prioridad para preservar la salud de las y los mexicanos y así poder además, generar esa sinergia para que se considere pertinente la reactivación de nuestra economía. ¿Será que están probando como instalarse en el poder tal y como ha ocurrido en otros países de América Latina, y para lograrlo simulan y mienten, cambian las leyes a modos operandi y utilizan la demagogia y la perversidad a costa de una emoción? ¿Será que los morenistas sinaloenses estén agazapados y ya les gustó vivir del erario? ¿Acaso los Morenos están sordos? Digo esto, porque entre simpatizantes y aprovechados, están llenos los panteones. Mañana va mi columna denominada, ¿AMLO NOS DIVIDE? “Nos vemos Mañana”…