Ricardo Monreal va por la regulación de los cabilderos
Por Anabella Pezet 17 Octubre 2018
El caldero político
Desde hace doce años practico la profesión del cabildeo. Muchas personas cuando me preguntan sobre mi empresa y les digo a lo que me dedico, la mayoría de la gente se queda con un enorme signo de interrogación: “¿Te dedicas a qué?, ¿Qué es eso del cabildeo?”, me dicen.
Mi respuesta siempre es la misma: “Me dedico a informar para incidir en la toma de decisiones de los legisladores y de los funcionarios de gobierno”, definición que aprendí de mis maestros en la materia, y en especial de uno de los mejores y más serios cabilderos de este país, Javier Medina, quien labora desde hace años en Grupo Salinas.
Mi sueño por ser algún día legisladora, mi fascinación por el Congreso, mi pasión por la negociación, me llevó por el camino del cabildeo desde hace más de una década.
La primera vez que pisé la Cámara de Diputados en 1998 quedé fascinada. En aquel entonces trabajaba en la dirección general del IMSS, el PRD había decidido crear una Comisión Investigadora sobre el instituto y fui designada para ser el enlace legislativo entre el Congreso y la dependencia. Entregamos todo un camión con cajas repletas de contenido de información del IMSS desde 1973 a 1998: situación financiera, legal, programas, etc. Durante meses estuve trabajando de la mano de los legisladores de distintos partidos políticos que integraban la LVII Legislatura.
En dicha legislatura participaron actores políticos como Porfirio Muñoz Ledo, Joel Ayala, Bernardo Bátiz, Santiago Creel, Marcelo Ebrard, Fauzi Hamdan,Dionisio Meade, entre otros. Recuerdo que Bátiz organizó, junto con la UNAM, un par de diplomados que cursé: uno sobre Derecho Parlamentario de México y otro sobre Derecho Parlamentario Comparado, donde estudiamos el funcionamiento, la composición de todos los congresos del mundo, incluyendo los sistemas parlamentarios, presidenciales y semi-presidenciales. Nos dieron clases las vacas sagradas sobre la materia como Juan Linz y Arturo Valenzuela.
Posteriormente trabajé tres años en el Senado de la República de manos del Presidente de la Mesa Directiva, Enrique Jackson, donde me especialicé en el proceso legislativo. Tiempo después cursé en el Universidad Iberoamericana el Diplomado coordinado por Roberto Ehrman, sobre “Estrategias de Cabildeo y Técnica Legislativa”.
Y en 2006 decidí dejar el gobierno y abrir mi empresa de cabildeo llamada Gestión Global (Estrategia y Cabildeo), donde he representado empresas del sector financiero, salud, energético, infraestructura, turismo, entre otras. Y desde donde hemos impulsado la creación de nuevas leyes, reformas a diversos artículos, y entrega de un sinfín de información a los legisladores que muchas veces no son todólogos en las materias que pretender regular. De ahí el papel tan importante que jugamos los cabilderos, no sólo en México, sino también en el resto del mundo.
El cabildeo es un arte, una profesión, y una técnica. Para ser cabildero debes estudiar el poder, la toma de decisiones, debes conocer el momento idóneo para exponer un tema, pero sobre todo, debes escuchar y entender a todas las partes que forman un proceso.
Desde el año de 1946, el Congreso de los Estados Unidos Americanos introdujo la "Federal Regulation of Lobbying Act", que el término fue dado por legal y en comparación con su más temprana connotación tuvo una sanción respetable. Para Norberto Bobbio, el cabildeo es el “proceso por le cual grupos de interés, ponen en conocimiento de los Decision makers sus puntos de vista”. Charles S. Mack lo define como un “proceso mediante el cual se busca modificar una política pública y de gobierno”.