Serapio es muy corrupto o le lava dinero a los narcos
Por Juan Manuel Partida 08 Julio 2024
Altoparlante...
Con información oficial, demostraremos hoy que el diputado Serapio Vargas Ramírez es muy corrupto o le lava dinero a los narcos.
No hay forma legal de que sea tan millonario, de acuerdo con su propia declaración ante el Sistema de Administración Tributaria.
Además de varias casas, el legislador morenista es dueño de 201 hectáreas de playa en Altata -donde quiere construir su “Bichi Beach”- y acaba de comprar el ingenio azucarero de Eldorado.
Se necesitan muchos millones de pesos para adquirir lo que sabemos que tiene -más lo que se pueda acumular-, y sus ingresos están inmensamente lejos de esa posibilidad.
Comencemos con la declaración ante el SAT.
Su constancia de situación fiscal actual nos indica que sus ingresos son 75 por ciento como asalariado, 15 por ciento por comercio al por menor de alimentos preparados para consumo y un diez por ciento como socio o accionista.
Su salario oficial como diputado es de poco más de cien mil pesos mensuales, y con los porcentajes señalados sumaría aproximadamente 35 mil pesos más.
Démosle un ingreso mensual de 150 mil pesos, para sumar un millón ochocientos mil pesos por año.
Aún sin gastar nada, necesita varias vidas para juntar los 700 millones de pesos con que el “Serapio’s Group” hizo el primer pago del 30 por ciento del costo total del ingenio cañero eldoradense.
Reiteremos que no hace muchos años andaba casi en la ruina.
No hay más que dos sopas: o ha tenido cuantiosos ingresos ilegales, o es prestanombres de la mafia.
Otro misterio es el de las casas y domicilios de don Serapio.
Ante el SAT tiene registrada una casa por la Mariano Azuela, entre las calles Los Laureles y Reyna Fabiola de la colonia 7 Gotas.
El diputado asegura ante el INE que vive en una comunidad del ahora nuevo municipio de Eldorado.
Sin embargo, hay constancia de que en realidad habita con su familia en el fraccionamiento La Vista Residencial, municipio de Culiacán.
Adjuntamos en este Altoparlante imágenes de su declaración fiscal y de dos casas, la de la calle registrada ante el SAT y la de su domicilio en La Vista.
No olvidemos que cobra 16 mil pesos mensuales en la cámara local por vivir “fuera de Culiacán”.
Ninguna difamación hay en el título de “Serapio es muy corrupto o le lava dinero a los narcos”.
Cualquiera de las dos opciones, o ambas a la vez, tiene el solapamiento del gobernador.
Es un encabezado de elemental sentido común ante una realidad que aquí señalamos con documentos oficiales y otras evidencias.
Esos que se la pasan diciendo que acabaron con la corrupción son casi todos bien ratas.
Por supuesto, Serapio Vargas tiene derecho de replicar lo que en esta columna exhibimos.
No se animará porque vive repartiendo atoles y es muy cobarde para dar la cara.
“AY MAMÁ QUE YO NO FUI”, LA CANCIÓN DE ROCHA
“Yo no soy” y “yo no fui” son cantaletas reiteradas del narco gobernador de Sinaloa.
El problema es que casi nadie se las cree porque es un pinocho muy cínico.
Un ejemplo que ilustra lo anterior es la persecución brutal que encabeza contra la UAS y contra sus líderes.
Lo hace sin pudor, públicamente, pero tiene la desfachatez de negarlo.
Ha sido exhibido por algunos involucrados y en artículos periodísticos de diferentes medios como un hombre muy despiadado y cruel.
El levantamiento y las amenazas contra directivos y operadores del Partido Sinaloense.
Su reunión con los Chapitos en la que “autorizó” asesinatos y les entregó el control absoluto de juntas de agua potable y módulos de riego.
Es capaz de todo, porque sus ilegalidades y sus abusos de poder no han tenido consecuencias.
En lo del atentado a balazos contra el Director de Comunicación Social de la UAS, Arnoldo Valle, no se le puede creer al gobernador su deslinde.
En el mejor de los casos, está involucrado por esa campaña de odio que ha orquestado contra todos los que se atreven a defender a la universidad.
Debería ser el más preocupado porque la verdad se conozca, pero con una investigación seria.
No como las que hace su fiscalía de injusticia, con mentiras y montajes a modo del enfermo mental que nos desgobierna.