La doctrina del Derecho legislativo describe al ciudadano común, como un ente constituido de derechos y obligaciones, bajo esta concepción los juristas de antaño, se dieron a la tarea de endilgarle al hombre una serie de normas legales tendientes a regular su conducta, con el único fin de lograr la armonía en las sociedades, de las cuales el individuo es parte, es decir, lo que ahora conocemos como justicia, derechos y obligaciones, no es otra cosa, que una invención subjetiva del ser humano. Ahora bien, para la interpretación de las leyes creadas por el orden legislativo es importante y lleva como base medular la principal herramienta que la doctrina ofrece, ya que toda Ley posee una letra (lo que consta escrito) y un espíritu, que es lo que motiva al legislador a dictarla, o lo que es lo mismo, para entender una norma es necesario que nos remitamos a descubrir la verdadera intención del creador de las tareas dentro del poder del recinto. Y en ese sentido, algunos diputados sinaloenses han sido omisos al fundar sus decisiones en las necesidades reales de nuestra sociedad, o bien en la intención de armonizar y encauzar el destino de los gobernados, dejándonos ver que existen casos relevantes en su promulgación y eficacia legislativa. En lo que va del ejercicio legislativo en Sinaloa hemos observado el comportamiento radical de muchos legisladores y no podemos refutar las buenas intenciones de diputados que buscan unificar criterios por el bien común de la sociedad. Por ser parte de un orden de gobierno se aplica la técnica elemental de la legalidad y se castiga la democracia a través de ideologías o filosofías muertas. Por ello quiero dirigir este articulo a un personaje que en el cual multiplica y ejerce su posición política en base a eficiencia legislativa pero también bajo un estricto respeto a la cordialidad, legalidad y diálogo que es necesario en el debate de las ideas y de la democracia en su máximo de representación. El Navolatense Sergio Jacobo Gutiérrez ha sido en este tiempo un diputado y una real revelación, ya que su funcionalidad dentro del recinto y fuera de él ha dignificado su trabajo siempre en apego a la congruencia y sin distingo de colores, eso a mi criterio es de suma importancia debido a su habilidad y esa búsqueda para consensar acuerdos de trascendencia social para beneficio de Sinaloa. Desde el congreso local, el coordinador del grupo parlamentario del Partido Revolucionario Institucional, Sergio Jacobo Gutiérrez, traza un plan en donde no solo lanza posicionamientos e iniciativas propositivas, sino que ejerce un gran contrapeso que se necesita para darle credibilidad y defensa al legislativo, para que las leyes tengan fluidez y se rijan y se constituyan para mejoramiento de la sociedad y entes públicos de los tres órdenes de gobierno. El plan e itinerancia lo alcanza, debido a que sus actividades por todo el esqueleto de Sinaloa lo empujan, da la cara y recoge inquietudes y las expone en la máxima tribuna del estado… Pues bien, todo eso habla bien del desempeño del diputado y coordinador del PRI en la actual legislatura. Algunos datos son suficientes para hacer un diagnostico del diputado originario de Navolato. Aquí básicamente arrastramos el lápiz y detallamos la operatividad del diputado y líder, Sergio Jacobo Gutiérrez. Es ahí donde una estrategia, como se deriva de todo lo anterior, no es una idea aislada ni una ocurrencia genial ni un destello súbito ni una frase ingeniosa. Tampoco es un ir y venir de conceptos ni un zigzagueo de acá para allá ni una decisión sobre lo que haremos mañana. Una estrategia abarca una diversidad de asuntos interconectados, y un rumbo definido a lo largo de un proceso temporal que finalmente nunca es breve.
GOTA Y CHISPA:
Finalmente un legislador tiene el poder de promulgar o derogar las leyes, porque todo legislador debe proponerse la seguridad del Estado y el bienestar de los ciudadanos. Además el legislador debe promulgar, mantener o reformar las leyes constitucionales y civiles. En esta legislación deberían estar más interconectados, pero todo depende lo uno de lo otro, el efecto de una buena ley se expande sobre una lucha de egos ajenos: un bien procura otro bien, el efecto reincide sobre la causa en donde el profesionalismo legislativo fortifica, conecta y vivifica todo lo que rodea a un orden de gobierno que tras sus columnas reclama respeto y congruencia. Por tal motivo, Sergio Jacobo Gutiérrez, sabe perfectamente que no violentar el recinto legislativo, es elemento básico para socavar y reorientar las ideas con diplomacia y una eficaz función y no un éxodo o búsqueda de poder, que como simple objetivo tiene elementos pacíficos y así mejorar el trabajo y permanencia del palacio legislativo. “Nos vemos Mañana”…