SINALOA 2.0
Por Benjamín Bojórquez Olea 01 Febrero 2019
SOBRE El CAMINO
Una llanura política desértica monocromática muestra una silla de ruedas sin nadie encima de ella, mientras dos vaqueros cupulares la observan muy detalladamente y un tercero indica: “No se preocupen compadres, no llegará lejos a pie”. Así de irónica es la política y el poder, con su compañero de lujo: “La soledad”. Hoy desmenuzando condiciones y circunstancias prematuras en relación a la sucesión del 2021, observamos un clima sicosomático, ya que Sinaloa se transforma mediante conveniencias reservadas y de facto. Por ello, en política bien dicen que nadie está muerto hasta que se le entierra y aún así cada año hay que ir al panteón a revisar que en efecto siga muerto. No hay que equivocarse, los actores se están reagrupando y como hormiguitas caminan de manera unilateral y con “pausa necesaria”, donde habrá que esperar a que resucite el nuevo tlatoani local. De ahí saldrá un personaje que sea capaz de encontrar un escenario que de garantía de triunfo y seguimiento social al que Sinaloa no está preparado todavía para perfumar el “tercer piso” con aroma suave, terso y delicado. Sin embargo, la premisa parece relacionarse a lo que encontramos en muchas obras que analizan a la sociedad en la que estamos inmersos; en especial con la banalidad de la política y trata de establecer la extraña naturaleza de lo que nos rodea, la sorpresa continua en la que vivimos, donde no hay nada certero, en otras palabras: estamos perplejos o vivimos en un estado de indefensión e incertidumbre. Las certezas han terminado; no alcanzamos a pensar, adivinar, calcular —lo que sea— a dónde irán a parar las decisiones y qué sucederá a futuro en términos de quién gobernará en el 2021 o qué harán para mezclar de no ser el Senador de la República, Rubén Rocha Moya, el posible candidato natural de Morena hacia la gubernatura de Sinaloa. Es que sería interesante ver que otro personaje pudiera salir a la tan celosa palestra, y por consiguiente ser competitivo, ya que de no ser así, y porqué no pensar en el rey de la carne, Jesús Vizcarra Calderón, un empresario que bien pudiera encajar en Morena como un híbrido de la política, en la cual sea justificado un plan de alinearse los planetas. La otra podría ser mandar al maestro y líder del PAS en Sinaloa, Héctor Melesio Cuén Ojeda, en alianza con el PRI y así competir para lo que viene. Los genios y expertos del tema pueden decir misa, pero a dos años y fracción de una elección que se partirá en tercios, se arrancan los pelos de la cabeza y descubren que sus predicciones eran insuficientes. Analizando los posibles “daños colaterales” y las posibles rupturas que llegarán en Sinaloa, la reafirmación de la izquierda queda expuesta debido a la aceptación popular y mediática. En un punto, las tendencias que conocíamos como absolutas —la derecha, izquierda, moderados y arribistas— no son términos, no son certezas a seguir para el político y el electorado; la palabra populista y conservador se licuan y los guías, los representantes del pueblo, viven una especie de deformidad política. Al final, la política huele a una unión hipócrita, especie de matrimonio rancio, un concubinato aprobado y desaprobado por el consenso mayoritario bajo estatutos de opereta cómica y trágica. Por desgracia, no se abandona el “statu quo”. Se permite, se pervierte, se le deja ser, la mayoría sufre las decisiones de la mayoría.
GOTA Y CHISPA:
Por ello, de lo que si estamos seguros es que se analiza un escenario utópico, dado que los dos maestros y ex rectores de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), tanto Cuén Ojeda como Rocha Moya llevan una ventaja por sobre cualquier actor que aunque tienen legitimas aspiraciones no cumplen en esa negociación cupular, que al final del día se tornará más complejo de lo ordinario. Será interesante y una delicia seguir muy de cerca las razones y consecuencias que llevan a las principales figuras a tomar decisiones políticas que ponen un inminente juicio y análisis de lo perceptible. “Al tiempo”. “Nos vemos el Lunes”…
