Opinion

Teleología del INE y evolución del principio de división de poderes.

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Por Carlos Flores Pompa 09 Abril 2022

La plomada

“Dictum de Acton” Frase del escritor británico Jhon Emerich Edward Dalkerb Acton. Que dice: “El poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente” Nos hace recordar que la ética y moral humana tiene sus debilidades y que ante la tentación, presión o circunstancias correctas, todos, sin excepción, son susceptibles a fallar a los más altos ideales.

Ejemplo de ello: Richard Nixon el puritano político que creyó que por provenir de clase baja todo el mundo tenía la obligación de soportarlo, donde su humildad cabizbaja alimentaba su insolente soberbia. Un político al que el pueblo de EE. UU.  Creyó por mera empatía y el ofrecimiento de propuestas maravillosas, aunque nadie se preguntó ¿cómo lograría concretarlas?, solo les importaba que alguien las ofrecía. Bien, pues hasta con aquel considerado casi santo, la historia nos enseñó que ya en el poder fue todo muy diferente.

En el primer párrafo del artículo 49 de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, establece que el Supremo Poder de la Federación se divide, para su ejercicio, en Legislativo, Ejecutivo y Judicial. Ese precepto consagra la teoría de la división de poderes en nuestro país.

La división de poderes no es meramente un principio doctrinario; sino una institución política proyectada en la historia. Desde Aristóteles hasta Montesquieu, todos los pensadores a quienes preocupó la división de poderes, dedujeron sus principios de una realidad histórica concreta de la comparación de varias constituciones. 

En Grecia, hace 2,300 años aproximadamente,  Aristóteles después de un severo análisis de más de 150 tipos de gobiernos de su época, refirió en su libro "Política", una división de funciones en la "Polis", en la cual, son esenciales los órganos deliberativos, los órganos de la magistratura y los órganos judiciales.

En Inglaterra, Locke y Montesquieu formularon la teoría moderna de la división de Poderes, deduciendo una doctrina general, de las realidades observadas, sin embargo, hasta entonces la diversidad de órganos y la clasificación de funciones parecían obedecer exclusivamente a la necesidad de especializar las actividades del Estado. A partir de Locke, este motivo para fraccionar el poder pasa a ocupar un lugar secundario y entonces, surge como LA NECESIDAD DE LIMITARLO A FIN DE IMPEDIR SU ABUSO. De esta forma, esa división se convirtió y sigue siendo hasta la fecha, en la principal limitación interna al poder público. La segunda, de forma externa y complementaria serían las Garantías Individuales.

Como podemos observar, la división de poderes no es una simple ocurrencia, tampoco una moda, sino que es el resultado de cientos de años (23 Siglos) de observar la conducta humana ante el poder y la necesidad de ejercerlo bajo una correcta distribución de funciones, pero sobre todo, de limitarlo. Es necesario otorgar la importancia que se debe, así como el respeto que merece, ya que sin esas limitantes, se corre el riesgo de caer en la ignominia y el totalitarismo de las personas que ostentan el poder.

Según Locke, "para la fragilidad humana la tentación de abusar del Poder sería muy grande, si las mismas personas que tienen el poder de hacer las leyes tuvieran también el poder de ejecutarlas; porque podrían dispensarse entonces de obedecer las leyes que formulan y acomodarla a su interés privado, haciéndola y ejecutándola a la vez y en consecuencia, llegar a tener un interés contrario al fin de la sociedad y del Estado".  Montesquieu afirmaba : "Para que no pueda abusarse del poder, es preciso que, por disposición misma de las cosas, el poder detenga al poder.“ La limitación del poder público, mediante su división, es en Locke, y sobre todo en Montesquieu, garantía de la libertad individual.

Evolución de los limitantes del poder:

El control del poder es mucho más complejo que una simple división de tareas, como fue previsto desde la Constitución de Apatzingán de 1814 y en las constituciones de 1824, 1836, 1857 y 1917, ya existen otros elementos y formas para controlar y limitar el poder, como son los diferentes órganos constitucionales autónomos: El INE, art. 41; Banxico, art. 28; CNDH, art. 102-B;.; Tribunal Agrario, art. 27; Fiscalía art. 21; el INEGI, Instituto de Cultura, etc. Según García Pelayo, el significado de la división de poderes se ha modificado para concebirlo bajo un esquema de “racionalidad” del Estado democrático, para que los grupos de poder se ajusten a un "sistema de formas y de competencias, con las que se objetiva el ejercicio del poder".

Hoy en día, se vive una guerra mediática en contra del Instituto Nacional Electoral orquestada desde la misma presidencia de la república, dónde se ha tratado durante largo tiempo de desprestigiar a este órgano autónomo ante la opinión pública, para que, una vez que la ciudadanía esté convencida, no haya resistencia cuando se ordene al congreso dar el tiro de gracia y sea el gobierno quién controle el proceso y por ende el resultado de las elecciones, lo que implicaría la muerte del sistema democrático en nuestro país, dando cabida a un régimen totalitarista sin contrapesos reales, ni limitantes al poder.


Muy al estilo del jefe de propaganda Nazi Joseph Goebbles, se ha instrumentado como estrategia que todos los gobernantes estatales, municipales, diputados simpatizantes de la cuarta transformación, manifiesten en cada oportunidad, que "no confían en el INE", lo anterior, con la finalidad de vender la idea que necesita ser cambiado o eliminado, repitiendo lo mismo una y otra vez buscando taladrar el subconciente de los receptores, porque una mentira repetida 100,000 veces se convierte en verdad.

Si hacemos un recuento, la CNDH ya fue tomada, al imponer a una correligionaria partidista y excandidata de morena a la cabeza y que desde que la Sra Piedra está a cargo, no hay ninguna recomendación considerable a gobierno federal o a los estados donde Morena Gobierna; el Congreso de la Unión esta sobre representado  por afines al proyecto López Obradorista, que solo levantan el dedo aprobando a diestra y siniestra todo cuanto se les instruye desde palacio nacional; la Suprema Corte de Justicia, fue domada desde la propuesta de aumentar el periodo del ministro presidente y la imposición de ministros a modo de la 4T; la Fiscalía General de la República, controlada por un Fiscal garrotero e inquisidor de opositores; el INAI, convertido en un órgano protector de esta administración y así podemos que los órganos autónomos dejaron de serlo de facto, quedando solamente Banxico y el INE, como los últimos bastiones de la democracia y contrapeso real.

Si el INE cae, muere la democracia; si este órgano, hoy autónomo regresa al dominio de Gobierno de la República, estaríamos regresando a los tiempos donde el sistema se cae y donde siempre ganaba un único partido. Si razonamos un poco, no existen argumentos sólidos y válidos para creer la narrativa del presidente, pues si revisamos los resultados electorales de las últimas elecciones, su partido no ha dejado de ganar en la mayoría de los estados. Lo que implica que la campaña emprendida en contra de este instituto solo tiene el objetivo de constituir la hegemonía totalitarista del López Obradorismo en México.

El INE se debe cuidar y defender, a toda costa, ya que es la última institución que cumple con el fin de ser un contrapeso y limitante al abuso del poder.

Desde los tiempos del gran maestro Aristóteles, el ser humano ha luchado por restar y limitar el poder al gobernante, iniciando una lucha eterna por ese sueño llamado Libertad, desde hace 23 siglos, el obtener garantías y seguridad ha sido el objetivo de muchos movimientos sociales con sangre derramada como precio a pagar. Ya que nadie que ostente el poder lo suelta sin dar batalla, sin pelear por ello y en ocasiones, sin importar que el mantenerse en él, cueste la agonía o ruina de una nación.

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