Opinion

Tiemblan como nunca el rey del cash y su 4T

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Por Juan Manuel Partida 12 Octubre 2022

Altoparlante

Con la agenda perdida y en contra, tiemblan como nunca el rey del cash y su 4T.

El libro que desnuda al corrupto presidente de la república dominó ampliamente la discusión y el debate tanto en los medios de comunicación como en las redes sociales.

No pudo eludir Andrés Manuel los nuevos señalamientos y las pruebas de corrupción en su contra, y para casi nada sirvieron esta vez las andanadas descalificadoras de los cómplices y lambiscones.

Por el contrario, valió como pocas veces contra el gobierno la premisa de nota contestada, nota ampliada.

Ni los mismos chairos creen ya en lo de “tengo calidad moral”.

Retomó actualidad lo de vivir durante muchos años sin trabajar y que basta y sobra con 200 pesos en la cartera.

El engañabobos sufrió ayer como nunca, exhibido y sin una sola maroma que le medio sirviera.

Ya hemos dicho que cada vez le funcionan menos los atoles, y lo vimos ahora con una crudeza mayor.

Todo un éxito de ventas y muy compartido virtualmente este libro.

El pánico cobró niveles de alarma en palacio nacional, porque sucede junto con las revelaciones del hackeo a la Secretaría de la Defensa Nacional.

Más corrupciones y demostraciones de esa doble moral insultante no solamente en el Ejército sino también en el presidente, su familia y gran parte de la pandilla de la cuarta transformación.

Con datos reales desde dentro mismo del gobierno, la verdad irrefutable de que Andrés Manuel López Obrador ha sido siempre un político corruptísimo.

Quienes lo apoyan, cada vez menos, son ciudadanos ciegos o miserables.

Lo importante es que los mexicanos que aspiramos a un país de verdad y de justicia, vemos avances importantes cuando la discusión principal en el país es sobre las raterías sin límites de quien a cada rato presume ser lo más honesto del mundo, hasta el infinito y más allá.

Admítase o no, se está generando conciencia de que la esperanza es pura transa, comenzando por ya saben quién.

Y hay todavía muchísima tela de donde cortar.

Sigamos empujando.