Tren Maya: El reto de Rogelio Jiménez Pons
Por Anabella Pezet 04 Octubre 2018
El caldero político
La semana pasada invitamos a Rogelio Jiménez Pons, futuro titular del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), a que nos acompañara en un desayuno en Grupo Chapultepec con diversos líderes del sector empresarial, de la sociedad y funcionarios públicos. Jiménez Pons tiene en sus manos uno de los mayores retos del próximo gobierno de la República que será encabezado por el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador: el diseño del proyecto, de la construcción y la puesta en marcha del famoso Tren Maya en el sureste de nuestro país. "No puede haber desarrollo en medio de la miseria", sostiene como una de las tesis principales de este plan. La visión de su realización debe ser incluyente, con un gran contenido de inclusión social. "El Tren Maya es como una mesa con cuatro patas: la parte económica, la ambiental, la social, y la cultural, balanceadas por un mantel que sería la parte jurídica”, afirma. Y es que el Tren Maya busca dar acceso al patrimonio invaluable y generar condiciones económicas para que sus habitantes aprovechen los recursos de manera sostenible y productiva. Los principales objetivos de este proyecto son impulsar el desarrollo socioeconómico de la región y las comunidades locales; fomentar la inclusión social y la creación de empleo; promover y resguardar la cultura maya; proteger y rehabilitar el medio ambiente; fortalecer la industria turística en México. ¿CUÁLES SON LOS DESAFÍOS Y LAS SOLUCIONES? Como lo indica un documento circulado entre los asistentes a la reunión, la zona que atravesará el Tren Maya presenta distintos desafíos que deben considerarse de antemano para garantizar que el proyecto cumpla las expectativas de bienestar que se propone. Social: La región maya tiene una composición social tan compleja como diversa. Cada tramo interactúa con las comunidades de manera particular. Es necesario tener un acercamiento directo para llevar a cabo el proceso de consulta libre e informada, pero también para comunicar los beneficios que este proyecto les traerá: trabajo, programas sociales o servicios básicos. Ambiental: La riqueza natural de esta zona es un patrimonio invaluable. Aquí se concentran las reservas de la biósfera más importantes del país. Para respetar y proteger el entorno de la región, el proyecto cuenta con una estrategia de mitigación y compensación ambiental. Se trata de una estrategia integral de ocupación territorial bajo el paradigma del desarrollo sostenible. Cultural: El legado de la cultura maya es una de las principales atracciones turísticas de la zona. La región recibe alrededor de 18 millones de turistas al año. El Tren Maya propone recuperar, mantener y promover las tradiciones ancestrales mayas, así como el patrimonio culinario y artesanal de la región. Y es que Jiménez Pons apuesta a "hacer bien las cosas, como garantía para el futuro de este proyecto". En este sentido, el plan es una apuesta a la transformación y desarrollo de la zona sureste del país, que incluye cinco estados de la República: Chiapas, Tabasco, Campeche, Quintana Roo y Yucatán. El potencial económico es brutal si recordamos que México es el sexto país más visitado del mundo en materia turística. Lo anterior genera una derrama económica que alcanzó los 21 mil millones de pesos en 2017 y representa el 8.5% del PIB. Adicional a que si se le suma que el proyecto se enmarcará en la Agenda 2030 de la ONU, que tiene como objetivo de generar nuevas oportunidades de desarrollo que traigan inversión y detonen la economía regional. Destaca que la región peninsular es de los destinos turísticos más sobresalientes. Las zonas arqueológicas de la región maya reciben 6.8 millones de turistas al año. Chichen Itzá y Tulum son el segundo y tercer sitio arqueológico más visitado del país. La apuesta es que los turistas alarguen su estancia en nuestro país, lo cual se traducirá en un mayor gasto turístico y captación en las comunidades. Y es que para muestra basta un botón al voltear a ver el gran desarrollo turístico que ha sido Cancún desde su creación, donde los flujos económicos hoy son desbordantes. La ruta maya irá de visita a las siguientes ciudades: Palenque, Tenosique, Balancán, Escárcega, Calakmul, Xpujil, Mérida, Valladolid, Bacalar, Tulum, Playa del Carmen y Tulum. Se prevé que el tren viaje a una velocidad máxima de 160 km/h, con un recorrido de 1,525 kilómetros, con 15 estaciones, con locomotoras de biodiesel, híbrida, acorde a la Norma Ambiental de California. Contará con vagones para pasajeros turistas, con restaurantes, salas confortables, para pasajeros locales y también para carga. El recorrido será de entre 8 y 9 horas. Este proyecto, que se prevé tendrá un costo de entre 120 y 150 millones de pesos, más la inversión en las estaciones y equipamientos para el sector privado. "No hay proyectos de retorno, son apuestas", y Jiménez Pons tiene razón, y cita como ejemplo la apuesta que hizo el entonces presidente de la República, Porfirio Díaz, en el tema de los ferrocarriles y otras construcciones, donde nunca el retorno fue el ápice de dichas decisiones, si lo hubiera sido, probablemente nunca se habían construido. Son apuestas que debe hacer el gobierno para detonar el desarrollo que es una de sus principales funciones. De hecho, en el resto del mundo el 90% de los pasajeros de trenes está subsidiado por el propio gobierno. Pero la generación de empleos, la conectividad, la dinámica social y económica, no tiene punto de comparación. Otra de las dudas que despejó Rogelio Jiménez Pons ante la pregunta si el tren irá a consulta, como otros proyectos, señaló que sí habrá consulta y que de hecho los ambientalistas y las ONG's de la zona, además de los pueblos indígenas, estarán incluidos. Y replica de forma contundente: "No podemos hacer simulaciones". Resultó una grata charla con el próximo titular de Fonatur. Muy cercano a Andrés Manuel López Obrador, Jiménez Pons tiene en sus manos gran parte del futuro económico de este país. Sin duda, no será la primera ni la segunda vez que cumpla. Ya lo hizo años atrás, cuando coordinó uno de los más emblemáticos proyectos urbanísticos más importantes: Tabasco 2000, que le valió el reconocimiento internacional al ser condecorado en Francia. Este es el nuevo reto que al ser concluido será, sin duda, una de las mayores obras que se hayan llevado a cabo en México. Enhorabuena.