Opinion

Un alcalde sin pena ni gloria...

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Por Benjamín Bojórquez Olea 09 Agosto 2022

Sobre El Camino

En esta ocasión partiremos de los resultados que dejan mucho que desear en la administración aldeana que encabeza el panista por convicción y morenista por conveniencia, Armando Camacho Aguilar, mejor conocido como "El Iguano"

 

A mi criterio, la política requiere a su vez de políticos que coinciden, que dialoguen, que gestionen, que construyan; políticos realistas, con esperanza; políticos que reconozcan la realidad como es, no como quisiéramos que fuera. Políticos que se sujeten a la ley para tener la autoridad para exigir a los demás.  

 

A casi un año de que asumiera el cargo de la administración local, los resultados no son hasta el momento alentadores, incluso podemos afirmar que ha sido hasta el día de hoy perdidos. Y es que la presente administración ha dejado mucho qué desear en materia de economíaseguridadempleoinfraestructuraatención a grupos vulnerablescampocomercio y muchos otros sectores más. 

 

Sin duda que la obra social del alcalde en turno ha sido obligada en la agenda diaria ya que al no haber proyectos de infraestructura optan por acercarse a la gente de a pie. Considero que, manteniendo al pueblo cautivo, difícilmente habrá crecimiento, únicamente en lo que respecta a lo personal, en donde se deduce la política. 

 

No debemos dejar pasar qué detrás de los números, hay familias Alvaradenses en desgracia, que perdieron su patrimonio, su tranquilidad; que no tienen hoy para cubrir sus necesidades básicas; que el futuro de profesionistascomerciantes empresarios se ha visto severamente dañado y enfrentan un futuro incierto. Hay familias lastimadas por la falta de capacidad, creatividad y/o voluntad de un gobierno que a la par de un año trabaja en la calle por necesidad política social, de lo contrario trabajarían desde el escritorio.  

 

Un gobierno que se dedica a limpiar espacios públicos y pintar la nomenclatura en los principales ejes de la localidad es sinónimo, a mi juicio, de que no hay un plan de desarrollo integral para detonar un crecimiento que permita abrirse un campo amplio de certidumbre e inversión pública y privada. 

 

Un año de simulación en donde la destrucción del pasado, en la crítica discursiva cargada de ideología, de la confrontación y la división provocada por uno o dos nombres de la administración local; un gobierno que se asume impoluto y sabio frente a los micrófonos de la prensa, y que amenaza, censura e increpa a quién le cuestiona. S no, pregúntenle al secretario del Ayuntamiento de Salvador Alvarado, Roberto Valenzuela ¿Leal? Confrontado con los mismos compañeros del ayuntamiento que no comulgan con sus intereses, con los organismos autónomos, con miembros de cámaras empresariales, con los universitarios, con los colegios profesionistas y hasta con el partido de Morena en la localidad. 

 

Y a tanto se compara con sus adversarios, sus enemigos imaginarios, que termina convirtiéndose en lo que les critica de ellos. Hoy el alcalde de Salvador Alvarado es el gran simulador; me atrevería a afirmar que por las estadísticas es mejor beisbolista que alcalde. Sin ánimo de meterme en la vida interna de un partido al que no merece pertenecer, pareciera que también es, o al menos así lo hacen ver sus voceros y sus poses que adopta. 

 

GOTITAS DE AGUA: 

 

Pero si el alcalde está enfocado en ser líder de un partido que no le pertenece y justiciero del pasado, entonces: ¿quién gobierna Salvador Alvarado? La respuesta está en las cifras desastrosas que muestran a casi un año de su gobierno. ¿Le quedaría grande el paquete? 

 

Un alcalde sin pena ni gloria, en donde la única buena noticia es que ya le queda menos para dejar el cargo. Al menos que tome por asalto al partido de Morena, así como ha sido su vida pública y partidista. "Si cierran la puerta, apaguen la luz". "Nos vemos Mañana"...