Opinion

¿Y LA REFORMA AL CAMPO?

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Por Benjamín Bojórquez Olea 31 Mayo 2019

SOBRE El CAMINO

En las últimas décadas  a través de las instituciones relacionadas con el campo sinaloense, se  implementaron programas y  presupuesto para capitalizar y dinamizar el sector agropecuario, los hechos y el recuento de los resultados obtenidos, demostraron su fracaso para el desarrollo y bienestar de la mayoría de las  familias del sector rural, privilegiando negocios privados con recursos públicos, complicidades para el tráfico de influencias y beneficios personales. Los funcionarios en los niveles jerárquicos de primer nivel y mandos intermedios, diseñaron, planearon, ejecutaron estrategias,  programas, políticas y acciones que provocaron asimetrías, disparidades regionales, mayor pobreza, exclusión, desigualdad y marginación en el campo sinaloense. Secretarios, subsecretarios, directores, delegados, fueron los responsables directos de la devastación del campo, no pueden por su responsabilidad moral y social, por los daños que ocasionaron a campesinos y mujeres campesinas, continuar en su función y responsabilidad presente y futura. El clamor de los hombres y mujeres del campo exigen que no siga más de lo mismo: mismas políticas, iguales prácticas corruptas, los mismos funcionarios o reciclados de sexenios anteriores. Si de colores se tratara se identifican como los que han sido funcionarios en gobiernos del PRI-PAN y hoy Morena. Merecen respeto quienes con honorabilidad, trabajo, responsabilidad y vocación pública se desempeñan eficientemente para capacitar, orientar, apoyar, actualizar a los productores y jornaleros agrícolas. En la actualidad, la marginación y pobreza extrema en la que se encuentran amplios sectores de la población del campo y el deterioro de los recursos naturales suelo, agua, vegetación, fauna y aire son los problemas sociales más importantes sobre los que el Gobierno federal y legisladores de las dos cámaras “baja y alta”deben tener prioridad. Con el desarrollo regional  se debe combatir en el campo sinaloense la pobreza y la desigualdad que es  abierta, inocultable y se viene arrastrando por años, ello seguramente contribuirá  a la justicia social y bienestar para las familias del campo como objetivo estratégico. El desarrollo rural significa en la práctica  el vínculo  para  renovar   las condiciones económicas, sociales y culturales del nivel de  vida de las familias que viven en el campo. En este sentido, el desarrollo rural, depende considerablemente del desarrollo agropecuario, por ello es estratégico apoyar  el conjunto de actividades económicas y comerciales  de la agricultura en todas sus ramas integradas como la  ganadería, acuacultura, forestería silvicultura  y agroindustria. En perspectiva debe tomarse en cuenta lo que los campesinos y especialistas en la problemática rural recomiendan para superar el rezago y mejorar el bienestar social como es: Desarrollo de una nueva política para el campo, que privilegie el bienestar de la sociedad rural, una mayor inversión productiva, mejor distribución de la riqueza y el incremento del ingreso de las familias campesinas. Impulso a un modelo de desarrollo rural, que reconozca y promueva la cultura de los pueblos, que genere bienestar social, rentabilidad,  equilibrio con el medio ambiente, que promueva la formación de empresas rurales  y el cooperativismo. Implementar un programa de desarrollo rural integral, a partir de la vocación productiva de las regiones en Sinaloa. Atención prioritaria a las cadenas productivas: maíz, café, ganado, hortalizas y frutales. Disponer al pequeño productor como eje de los programas de desarrollo rural, Impulsar  la participación  de la mujer rural, la promoción de un modelo de agricultura sustentable. Garantizar la protección estatal de los cultivos nativos. Desarrollo de un programa integral para la conservación y recuperación de los recursos hídricos de la entidad. Establecimiento de un plan integral para la conservación y recuperación de los bosques y la biodiversidad. Operación de una estrategia para el fortalecimiento productivo-comercial de las unidades de producción campesina, que permita su incorporación a los mercados, cumpliendo requisitos de calidad, cantidad, oportunidad e innocuidad.



GOTA Y CHISPA:


Estas y miles de sugerencias y recomendaciones en la práctica, si no se obtienen resultados que impacten en  el bienestar  “del bolsillo y estómago” de las familias del campo, la buena fe, las buenas intenciones y la 4T, serán una decepción más para quienes hacen posible que lleguen alimentos a nuestras casas. Ojala los lobos con piel de oveja  no se reproduzcan nuevamente y se conviertan en una jauría de bestias depredadoras y aniquiladoras del campo sinaloense. ¿Qué espera AMLO y el Secretario de agricultura, Víctor Villalobos y legisladores federales para hacerle frente al campo mexicano y sinaloense? “Nos vemos el Lunes”…