YALITZA APARICIO
Por Benjamín Bojórquez Olea 20 Febrero 2019
SOBRE El CAMINO
Por cosas como estas no nos permitimos avanzar en unidad y como mexicanos que somos “carajos”. En vez de convertir a los mexicanos exitosos en modelos a seguir, buscamos algo que criticar. En un país de racistas, donde se discrimina por el color de piel, por los rasgos físicos o por no ser de otra nación, se les ocurrió nominar a una mexicana de origen indígena a un premio como mejor actriz. Y ¿Qué es lo que hacen un grupo de mexicanos? En vez de alegrarse y celebrar el enorme logro, de ser seleccionada entre cientos de actrices, de Estados Unidos y del resto del mundo, sacan a relucir lo peor que hay en los mexicanos. Lo racistas, clasistas y sobre todo lo envidiosos que somos. En vez de convertir a los mexicanos exitosos en modelos a seguir, buscamos algo que criticar. La molesta comparación de la cubeta de cangrejos, donde cuando uno quiere salir, los demás lo jalan hacia abajo, siempre sale a relucir. Yalitza Aparicio no es una mujer que estudio actuación, no buscaba ser famosa y tal vez por ello Dios o el destino le reservo estos meses de fama. A las actrices que dicen que no merece ser nominada, les preguntaría; ¿Por qué a ti nunca te han nominado a un Oscar? Si son tan chingonas como dicen ser, ¿Dónde están sus premios Oscar, Leones de Oro, Palmas y demás premios internacionales? El premio Tv y Novelas no cuenta. Sergio Goyri, que debe hablarse de tú con Rusell Crowe y con Denzel Washington, y que debe tener un Oso de Berlín por El Chacal de la Frontera y premios de la crítica por su destacada actuación en Violento hasta los huesos, fue captado en video por su pareja diciendo lo que muchos han escupido en privado. Pinche India son las palabras que salen de la boca de quienes viven en el fondo de la cubeta de cangrejos. En vez de envidiarla, mejor deberían estar protestando por los recortes de cultura, porque gracias a diseñadores de moda que hicieron el presupuesto, se van a hacer menos películas mexicanas, menos apoyos al teatro y para acabarla de fregar, igual el único “Ariel” que van a ver es el detergente, porque tal parece que con los recortes este año posiblemente no haya presupuesto para la ceremonia de entrega de los premios Ariel. Si tanto les importa que existan actores y actrices con mejor formación, entonces el tiempo que le dedican a Yalitza, dedíquenlo a presionar a sus diputados para que haya más presupuesto para que la cultura no sea despreciada, para que se destinen más recursos a las artes en las escuelas y así se sensibilice a las nuevas generaciones y dejemos de ser clasistas, racistas y envidiosos. Yalitza es la verdadera Cenicienta y todas las actrices que la critican son sus hermanastras malditas, la que un día era una sencilla maestra de preescolar y al siguiente se toma fotos con Lady Gaga, el príncipe William y Tom Hanks. No lo buscó, le llegó. A esa mujer de Oaxaca le digo, disfruta del momento, ojalá y ganes y si no, lo bailado nadie te lo va a quitar. Somos un país conquistado y por las venas de la gran mayoría corre sangre indígena. Les guste o no, en México, LOS INDIOS TAMBIEN LLORAN. Como mexicano: “Yalitza si me representa”.
GOTA Y CHISPA:
Es lamentable la verdad, pero sí lastima la vida social de un país, de un Estado necesitado de entender que un mexicano no puede ser enemigo de otro mexicano y menos sí tiene las mismas raíces y su color de piel. El ADN, que no miente en nada, determina quiénes somos y lo valiosos que somos. Tendría que quedar claro, además, que las mujeres no importando ese ADN son capaces de lograr lo que se propongan, morenas, altas, blancas, gordas, cómo sea. Me detengo a compartir esto a mis lectores para que elevemos el nivel del debate superando aquello que acompleja: no aceptan físicamente como son y, entonces, se creen superiores con cualquier “detalle” que detone que no tienes raíces indígenas. Las mujeres también tienen su talento. Yalitza lo tiene, ¿Les quita el sueño para llegar hasta dónde están? No. Entonces, a nadie debería quitárselo. Ni eso ni el tiempo para las burlas ni las ofensas. Porque hay algo que el racismo no puede matar: el valor de las raíces. Nuestras raíces. ¡Así o más claro! “Nos vemos Mañana”…