“Estamos construyendo para un clima que ya no existe. Las ciudades son la Zona Cero del calor”. Según su visión, es urgente replantear la arquitectura y el urbanismo bajo un enfoque climático
En medio de un aumento sin precedentes en las temperaturas globales, las ciudades del mundo se han convertido en verdaderas trampas de calor. Edificios, calles y estructuras de concreto absorben y retienen el calor, afectando especialmente a los sectores más vulnerables de la población: personas mayores, niños, trabajadores al aire libre y comunidades de bajos ingresos. Frente a esta realidad, el aire acondicionado ha sido adoptado como una herramienta casi indispensable para resistir el calor extremo. Sin embargo, su uso podría estar agravando más el problema de lo que parece.
Así lo advierte Eleni Myrivili, jefa de Calor de ONU-Hábitat, quien en entrevista con AFP calificó al aire acondicionado como un ejemplo claro de “mala adaptación” al cambio climático.
“Es una forma extremadamente egoísta de enfrentar el calor extremo. Enfrías tu pequeño espacio al mismo tiempo que lanzas más calor a los espacios públicos”, explicó.
Myrivili señala que aunque el aire acondicionado brinda alivio inmediato, su uso masivo genera una paradoja ambiental: mientras más calor hace, más se utilizan estos aparatos, y al hacerlo, se incrementa la temperatura en el entorno debido al calor residual que emiten y al alto consumo energético. Gran parte de esa energía todavía proviene de fuentes fósiles, lo que intensifica las emisiones de gases de efecto invernadero y, por tanto, el cambio climático.
“El aire acondicionado es extremadamente importante para las poblaciones más vulnerables, tenemos que asegurarnos de que tengan acceso. Pero debemos entender que no es una panacea. Usarlo sin conciencia solo perpetúa el problema”, agregó Myrivili.
Para la experta de ONU-Hábitat, la raíz del problema va más allá de los aparatos de refrigeración: es el diseño mismo de las ciudades. “Estamos construyendo para un clima que ya no existe. Las ciudades son la Zona Cero del calor”, afirmó. Según su visión, es urgente replantear la arquitectura y el urbanismo bajo un enfoque climático.
Esto implica integrar más sombra, vegetación, acceso al agua y ventilación natural en los espacios urbanos. No se trata solo de combatir el calor desde el interior de los edificios, sino de modificar el entorno para que sea más habitable en condiciones extremas.
La ONU hace un llamado a adoptar soluciones más sostenibles y equitativas frente al calor. Entre ellas, mejorar la eficiencia energética de los sistemas de refrigeración, utilizar tecnologías con menos impacto ambiental, y diseñar entornos urbanos resilientes.
Además, se promueve el uso de estrategias naturales, como techos verdes, corredores de vegetación, fuentes de agua urbana y el rediseño de espacios públicos. Estas medidas no solo ayudan a enfriar las ciudades, sino que también mejoran la calidad de vida y reducen la desigualdad social.
El aire acondicionado no es el enemigo, pero tampoco puede ser la única estrategia para enfrentar el calor extremo. La advertencia de la ONU es clara: si seguimos confiando únicamente en soluciones individuales y no transformamos nuestras ciudades y hábitos, el calor será cada vez más insoportable.