Opinion

Crónicas de la Cuarta Transformación 01-01-20

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Por Leopoldo Martínez Velarde 01 Enero 2020

Columna de Leopoldo Martínez

No siempre hay que hablar de política, ni siquiera cuando se escribe una columna política.

Iniciamos 2020 con los mejores deseos para que los tiempos por venir sean colmados de dicha y felicidad. Hacemos votos para que los planes y proyectos en curso se consoliden y se desarrollen en una ascendente espiral indetenible. No dudamos que nuestros buenos deseos se cumplan al pie de la letra este año. Existen un sin fin de factores, en muchos sentidos indicativos de que las cosas marcharán en ese sentido. Si nos ponemos abusados cabalgaremos en caballo de hacienda.

Decía Jean de la Bruyère, que “sólo un exceso es recomendable: el exceso de gratitud”. 

No es lo mismo dar las gracias alrededor de 20 veces al día, según las estadísticas, por cualquier favor que nos hagan, que desarrollar el valor del agradecimiento frente a la manera en que hemos decidido vivir nuestra propia vida de cara a los demás, aunque pocas veces les miremos a la cara. Existe una gran diferencia entre “dar las gracias” y mostrar el reconocimiento de la generosidad ajena y ello implica salir de uno mismo para ir al encuentro del otro.

Gratitud, es manifestar, con hechos, que valoramos realmente lo que se ha hecho por nosotros.

El reto humano del mundo de hoy es precisamente ese: es necesario encontrar nuevas maneras de demostrar a las personas el sentimiento del agradecimiento auténtico. Va más allá de las normas de cortesía y convencionalismo social. Agradecer es la mejor manera de cruzar fronteras para llegar a lo emocional, personal, e incluso espiritual. Los pensadores de la antigüedad lo llamaron “la memoria del corazón”. Agradecer, pues, se convierte en una liberación personal.

Hoy, que inicia un año marcado por la incertidumbre y turbulencia, ser agradecidos no sobra.

Agradecer le da sentido a nuestra vida y a nuestra vocación humanista en el plano terrenal y espiritual, y nos renueva para continuar hacia adelante. Hoy empieza el año y es temporada de fabricar buenos propósitos o vislumbrar perspectivas de progreso personal o familiar. Es tiempo de imaginar qué pasará en nuestro ámbito de trabajo o en los temas que nos cautivan cargando cruces ajenas (como si no tuviera uno con la propia), o velando por los intereses del prójimo.

Un campo propicio para mostrar nuestra gratitud es en el Trabajo.

Este 1 de enero lo iniciamos proyectando las metas que nos hemos propuesto cumplir. Los 366 días de este año bisiesto los viviremos como la mosca, jode y jode, conscientes de que cada día tendremos la oportunidad de mostrar nuestra gratitud a la familia, a los amigos, a los jefes, y a los compañeros de trabajo. Viene un año difícil y complicado, pero no hay de otros, al menos desde que tengo uso de memoria. No hay más. En 2020 habrá que agarrar al toro por los cuernos.

En 2020, habrá nuevos proyectos y se retomarán los que se postergaron o quedaron a medias.

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