“Follow the money”, es lo que dijo garganta profunda en la cinta “All the President´s Men”.
La película “Todos los Hombres del Presidente” estrenada en el lejano año de 1976, relata un proceso de investigación, de corrupción y abuso de poder en altas esferas del gobierno, porque explora los manejos de operaciones que ilegalmente se llevan a cabo en diversas organizaciones gubernamentales y que, al convertirse en una estrategia político-electoral recurrente, nos obliga investigar, cuestionar y evidenciar fallas en el sistema que la gente debe conocer y debatir.
El fondo de la disputa entre todos los hombres (y mujeres) del Presidente es el dinero.
Morena va de mal en peor. En el lapso de un semestre, del 28 de agosto de 2019 al 26 de enero de 2020, ha entrado en un proceso de descomposición cada vez más agudo. Todo empezó con la disputa por el control de la Cámara de Senadores entre Martí Batres y Ricardo Monreal. A la fecha, la división se acentúa entre Yeidckol Polevnsky y Alfonso Ramírez Cuellar, quien afirma ser el dirigente legal de Morena, con el argumento de que fue electo en el pasado Congreso Nacional.
Sea por dolo o ignorancia, le han puesto una piedra en el zapato al Presidente Lopez Obrador.
La disputa por la dirigencia nacional de Morena para los próximos tres años, pone en riesgo su participación en las elecciones del 2021, en donde se renovará la Cámara de Diputados, 15 Gubernaturas, 29 Congresos locales y cerca de 2 mil Ayuntamientos. Si bien es cierto que Morena es un movimiento electoral, no menos lo es, que cada vez está más desorganizado y disperso por la confrontación interna entre los diferentes grupos por su grotesca lucha por el poder y dinero.
La forma en que reparten el dinero es, por decirlo políticamente, del todo desaseada.
Desde su inicio, la actual administración federal presumió que, con los programas sociales que iba a implementar, lograría crecer y generar mayor bienestar para todos los mexicanos y en particular para los sectores socioeconómicos más desprotegidos. Por ello. Se comenzaron a poner en marcha de inmediato, siendo el sello de la casa la falta de reglas de operación de los mismos que ha impactado en su estructuración, operación y también en los primeros resultados.
Cuando las ambiciones prevalecen sobre las convicciones todo está destinado a salir mal.
Las cifras permiten afirmar que varios programas sociales no fueron tan exitosos como se esperaba. Por ejemplo. “Sembrando vidas” solo alcanzó el 13.9% de su meta. El otro programa estrella, “Jóvenes construyendo futuro”, pretendía que un millón de jóvenes tuvieran un ingreso por realizar un trabajo o práctica profesional. Empero. De los 900 mil jóvenes que inicialmente se colocaron en alguna posición, solamente 20 mil de los mismos se mantuvieron en su empleo.
Los dudosos resultados de “Sembrando Vida” y “Jóvenes construyendo el Futuro”, obligan a investigar su operación, pues el monto erogado supera los 60 mil millones de pesos.