Opinion

Crónicas de la Cuarta Transformación 10-03-20

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Por Leopoldo Martínez Velarde 10 Marzo 2020

Columna de Leopoldo Martínez

¿Qué tan preparado está México para afrontar la guerra del petróleo?

Cuánto durará la guerra de los petroprecios, nadie lo sabe. Lo que sí se sabe es que el Gobierno del Presidente Lopez Obrador, la enfrentará en un contexto de contracción económica, cuando no encuentra el camino para recuperar la confianza de los inversionistas, con serias dudas de las calificadoras respecto al Plan de Negocios de Pemex y con la preocupación de los gobiernos de Estados Unidos, la Unión Europea y Canadá, respecto de la fallida política energética de la 4 T.

Como ciudadano de a pie, ante la amenaza de una crisis financiera, es válido preguntar.

¿Son viables y deben mantenerse los grandes proyectos de infraestructura del gobierno del Presidente Lopez Obrador? ¿Debe continuar aportando los multimillonarios recursos que destina a sus programas político-asistenciales? ¿Tendría que cambiar su modelo energético, basado en el fortalecimiento de Petróleos Mexicanos y la CFE? ¿Deberá reabrir las oportunidades de inversión en el sector de la energía solar a las inversiones privadas nacionales e internacionales?

¿Existen condiciones para afrontar la guerra del petróleo?

Pemex difícilmente podrá explotar los 20 campos de hidrocarburos que definió como prioritarios el año pasado y de los cuales sólo pudo trabajar en cuatro. Eso implica que no podrá repuntar la producción de petróleo, como se ha buscado, y que los objetivos fiscales no se alcancen. En ese escenario, el gobierno se quedaría sin dinero suficiente para financiar sus programas sociales para mantener la construcción de sus obras emblemáticas: Tren Maya y la refinería de Dos Bocas.

Enfrentamos una crisis externa, la cual, ni con la rifa de diez aviones salimos adelante.

Lo que impactará en mayor medida a México es la caída en el precio del petróleo; más del 30% del presupuesto nacional se basa en el precio del hidrocarburo. Con lo cual ya podemos estimar el déficit a enfrentar o la necesidad de recortar programas gubernamentales. El problema es que hay necesidades que no pueden ser soslayadas o con presupuesto de por sí recortado resultado de que se han privilegiado un puñado de programas clientelistas y/o equivocados.

En materia de petróleo y electricidad, el nacionalismo y las mañaneras no funcionan.

Se ha filtrado que hay acuerdos entre el Presidente López Obrador y los empresarios para que se invierta fuertemente en el sector energético. De ser cierto lo que se ha venido comentando en Palacio Nacional, llegó la hora de anunciar esos acuerdos y, sobre todo, de llevarlos a la práctica. También llego la hora de atender las sugerencias de los que en su equipo sí saben de finanzas, como Alfonso Romo, y dar garantías a los empresarios para invertir en proyectos energéticos.

Si las cosas salen mal, no habrá programas sociales ni dinero para paliar el enojo popular.

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