“Soy responsable del timón, pero no de la tormenta”, exclamó José Lopez Portillo en 1982.
Hoy, en 2020, en el timón presidencial hay otro López, igual de soberbio y estatista, pero con dos agravantes: es necio e ignorante. Mientras se acumulan las señales internacionales de alerta de que se aproxima una tormenta perfecta sobre la Republica, el Presidente Lopez Obrador, con todo el aplomo que da la su supina ignorancia afirma que nuestro país está blindado porque su visión le proporciona una segura hoja de ruta para que México se convierta en una potencia.
Si hay algo peor que un inepto es un incompetente que se cree listo, y que, con su mano sobre el timón podrá enfrentar una tormenta perfecta.
José López Portillo tuvo el conocimiento mas no el carácter para enfrentar la adversidad. El tiempo y los hechos han demostrado que el presidente Lopez Obrador, no está preparado intelectualmente para enfrentar la adversidad externa. Desarrolló por décadas, y mantiene arraigada, la mentalidad del eterno opositor en campaña. Cuando hay problemas internos, culpa a gobiernos anteriores en general y les cuelga la etiqueta de neoliberales o conservadores.
La tormenta que hoy nos amenaza exige que el capitán del navío de un golpe de timón.
Ante una crisis proveniente del exterior el Presidente Lopez Obrador, buscará chivos expiatorios para desviar la atención, pero no sabrá qué hacer para lidiar con la tormenta. El peligro es que, como Lopez Portillo, opte por improvisar un caso radical a tontas y locas. El anterior López nacionalizó la banca y decretó un control de cambios. Un estatista como es el Presidente Lopez Obrador, tiene una amplia lista de ocurrencias a su alcance para afrontar la tormenta.
Cuando se ignora una materia, la terquedad es lo peor.
Desde su elección, el Presidente Lopez Obrador, se ha dedicado a destruir el ambiente de inversión y negocios, así como instituciones. Ha barrenado el aparato administrativo federal y paraestatal con nombramientos de personas leales, pero ignorantes en la materia respectiva, al mismo tiempo despidiendo funcionarios experimentados a granel. El Presidente no quiere a personas competentes, sino obedientes. Si no saben no es problema, al cabo que él sabe todo.
El momento actual exige ser realistas, ni optimistas ni pesimistas.
Los números no mienten y los que están surgiendo cada minuto indican que es muy posible que debamos enfrentarnos a una nueva crisis económica global. Cada vez son más los analistas que coinciden en afirmar que las consecuencias económicas podrían incluir recesiones en EU, la zona del euro, Japón y muchos otros países, entre ellos México, que China crecerá menos que el año pasado y que las pérdidas totales en la producción global podrían llegar a 2.7 billones de dólares.
Durante el mes en curso, el peso se ha depreciado 6.32% y en lo que va del año 11.46%.