Uno de los misterios más insondables de la mente humana es la estupidez.
Todos podemos ser estúpidos, o actuar estúpidamente, llegado el momento, pero uno de sus rasgos más graves reside en el empecinamiento; el estúpido no da su brazo a torcer con facilidad, si lo hiciera dejaría de serlo. Uno de los posibles antídotos contra la estupidez es la modestia. Empero. Con frecuencia pedir actuar con modestia es demasiado, toda vez que la vanidad es el abono de los estúpidos, que tienen la perturbadora inclinación a dar por estúpidos a los demás.
La realidad siempre termina derrotando a los estúpidos.
En las crisis se conoce la naturaleza de las personas, pero en los políticos todavía más. Las emergencias no solamente enseñan el auténtico carácter de un gobernante sino su capacidad de respuesta ante lo inesperado, su estatura moral para aceptar los errores cometidos y proceder en consecuencia para enmendarlos. En todas estas consideraciones, el Presidente Lopez Obrador, ha evidenciado que ha sido rebasado en el momento histórico que le ha tocado sortear.
Las imágenes son sospecha de realidad y el peor enemigo del discurso.
Las imágenes se acaban convirtiendo en la realidad a secas. Lo que parece, se convierte en realidad y la realidad acaba convirtiéndose en lo que la imagen proyecta. Me explico. Cuando el Presidente Lopez Obrador, dice que el tema del coronavirus se manejará por profesionales y no por política, no se entiende qué ande besando niños y señoras en sus giras. Esas imágenes que chocan con el discurso lo convierten en un mensajero confuso y profundamente contradictorio.
Una cosa es defecar y otra limpiarse el trasero.
Me han dado mucho interés las imágenes y notas recientes sobre la demanda, la escasez y la angustia por la consecución de papel de baño en supermercados. La respuesta a por qué tanta gente compra desesperadamente papel de baño ante la pandemia del coronavirus, se llama Síndrome de FOMO (del inglés fear of missing out, o temor a perderse algo). El razonamiento es nítido: Si mi vecino lo compra, tiene que haber una razón y yo también tengo que involucrarme.
Mientras el Presidente “sueña que el país no sea afectado por el coronavirus”, el Gobierno de Sinaloa, no se ha quedado inmóvil.
La única respuesta funcional hasta ahora contra el ritmo de propagación del coronavirus, es disminuir el roce de personas físicas en los lugares fundamentales de contacto: trabajo, escuelas, transporte, estadios, reuniones masivas de todo tipo, desplazamientos migratorios o turísticos. A esto se llama “distanciamiento social”. El coronavirus mata a un porcentaje pequeño de los que infecta, pero su capacidad de infectar puede generar una cantidad enorme de enfermos graves.
El número telefónico de Información del coronavirus exclusivo para Sinaloa es el 667 713 0063.