Opinion

Crónicas de la Cuarta Transformación 19-02-20

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Por Leopoldo Martínez Velarde 19 Febrero 2020

Columna de Leopoldo Martínez

“En política se puede hacer todo, menos el ridículo”.

Salvo Martí Batres, ninguno de los Senadores de Morena, le compraron al presidente López Obrador el argumento de que la tortura, violación y muerte de la pequeña Fátima, de siete años, es resultado del neoliberalismo. No se engañan, al menos en este tema. Se ha hecho público que los legisladores morenistas, off the record, reconocieron el mal manejo que de la crisis feminicida ha hecho el primer Mandatario, al poner la rifa del avión por encima del tema de los feminicidios.

La indignación femenina le estallo en la cara al Presidente Lopez Obrador.

Diputadas del PAN, el PRI, el PRD y el MC, exhibieron una indignación intensa, porque en el debate sobre los feminicidios realizado ayer en esa Cámara. Pese que este fenómeno criminal cobra ya la vida de 10 mujeres, promedio, por día, las legisladoras de Morena minimizaron los recientes asesinatos de mujeres y niñas, insistieron en culpar al ‘neoliberalismo y descalificaron a las mujeres que se movilizan de manera ridículamente equivocada y prácticamente estéril.

Triste realidad del que transpira egolatría. 

Hay algo que debe quedar muy claro. El Presidente Lopez Obrador, está siendo señalado como carente de sensibilidad política no necesariamente por su falta de voluntad por atender los escenarios que está enfrentando, sino por la forma en la que está expresando su atención y mirada de los mismos. Meterse en la controversia sobre si casos tan dolorosos como el de Fátima tienen que ver con el neoliberalismo, es no tener la lectura de lo que está pasando en el país.

Está comprobado que culpar a otros de sus propios errores puede convertir a una persona en un ser del pasado, que no tiene presente y menos futuro.

Las lecciones que nos deja el lamentable caso de la niña Fátima son muchas, y ojalá y las aprendiéramos de una vez por todas como sociedad. Tenemos que aprender a responder ante fatalidades como esta que enlutan a todos los mexicanos y mexicanas. Porque por favor, reacciones como las de lavarse las manos y culpar al neoliberalismo por una tragedia como el asesinato de una niña, solo ha evidenciado la incompetencia de todos los niveles de gobierno.

No se pueden ver pajas en ojos ajenos, si antes no se sacan las vigas de los propios.

La falta de empatía del Presidente Lopez Obrador, es solo otra muestra del problema sistémico que nos tiene hablando de diez feminicidios diarios. Palacio Nacional debe abrir sus puertas a las expertas feministas del propio gobierno, a las activistas y manifestantes que saben que este problema no desaparece de un día para otro, pero que pueden aportar en la configuración de una ruta contra la violencia de género que pueda acompañar a las víctimas y a sus familiares. 

De continuar su errático y ególatra caminar, con el tiempo, el Presidente se ira quedando solo.

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