“Nadie sabe con quién se casa, pero todo mundo sabe de quién se divorcia”.
A lo largo de mi existencia, amigas y amigos me han confiado las tropelías de sus parejas. “Me engañó con sus falsas promesas, y no es quien dijo ser”. “Me utilizó para llegar a donde quería, y después nos abandonó”. “Me negaba sus traiciones y decía que había un complot en su contra”. La narrativa puede variar, pero termina siendo la misma: la triste historia de quien estuvo dispuesto a creer en alguien que terminó por decepcionarle, a pesar de toda evidencia.
Escribo este texto escuchando música triste de violines, y con lágrimas en los ojos.
La osadía de no permitirle el uso de la palabra a Don Porfirio Muñoz Ledo, quien se siente ilustre escritor, orador, diplomático, jurista, literato, académico, maestro, guía, líder, periodista, estadista, filólogo y mucho más. Propicio que el cien veces perínclito político quien, incapaz de quedar impertérrito, con enojo y desilusión, exclamó: “Morena ya salió de mi corazón”. “Hoy puedo decir que hemos dado un salto hacia atrás de 30 o 40 años, lo digo porque lo viví”.
Un líder sin un partido cohesionado que lo arrope termina siendo presa de la coyuntura.
2020 es el año para consolidar las bases de un magno proyecto para Sinaloa, que necesita el acompañamiento de un partido con un liderazgo político consolidado que dé certidumbre en la incertidumbre. En la olla incontrolable de la efervescencia política local, es oportuno recordar que las pugnas y las divisiones propician una falta de institucionalización, el desgaste y un paulatino debilitamiento que tendrá costos de cara a 2021 con la imposición de visiones propias.
Vivimos tiempos de desconfiar de quien lo ve todo bien, y de aquel que lo ve todo mal.
Debo reconocer el éxito de los mecanismos de control político e ideológico desarrollados a partir de la presidencia de Lázaro Cárdenas, los cuales, al paso de los años, fueron mejorados y hechos suyos por los políticos de hoy. Es justo destacar que los índices de popularidad de un liderazgo pueden alcanzar niveles históricos en el círculo verde. Empero. No puede descartarse que pueda existir una creciente incredulidad no solamente en el círculo rojo, sino en el círculo más cercano.
Tantos fierros en la lumbre generan desconfianza.
Por ejemplo. El discurso del Presidente ha tenido que modificarse nuevamente para aceptar, primero, y hacer frente, después, a una dificultad no prevista. Comienza a darse una división; ya no de preferencias electorales, sino de credibilidad al mandatario como líder social. Más allá de si las acciones por parte de la administración sean las adecuadas o no, la comunicación por parte del Gobierno ya muestra fisuras por las cuales se empieza a colar la desconfianza ciudadana.
Controlar el listado de precandidatos para el próximo proceso electoral es lo de hoy.