Donald Trump afirmó ayer que designará a los cárteles mexicanos del narcotráfico como organizaciones terroristas, de acuerdo con lo estipulado en la sección 219 de la Ley de Inmigración y Nacionalidad, de 1965, y la Orden Ejecutiva 13224, de 2001. El anuncio de Trump, llega después de que integrantes de la familia LeBarón, le solicitaron por medio de una carta que diera tal paso, luego de la agresión de presuntos sicarios contra varios de sus miembros.
Debemos prepararnos para enfrentar un escenario poco probable, pero de altísimo riesgo.
Hasta hace pocos años, terrorismo era una palabra extraña, ajena y distante en el imaginario colectivo de los mexicanos. Para los políticos es una palabra profana y en muy escasas ocasiones se ha pronunciado en discursos y declaraciones oficiales. Es, además, un concepto muy mal interpretado por nuestros legisladores, juristas, políticos y académicos que siguen entendiendo el término como un concepto ideológico y no como lo que realmente es: un método.
De la “guerra contra el narcotráfico” a la “guerra contra el terrorismo” hay solo un paso.
En México, aparentemente, la existencia de un grupo terrorista de corte internacional con quien asociarse no ha sido una condición necesaria para que las organizaciones criminales recurran a métodos terroristas. Desde hace mucho tiempo, la delincuencia organizada comprendió los beneficios que reportaban a sus actividades ilegales la generación de caos con tácticas terroristas. Fue así que sus expresiones de violencia han ido evolucionando exponencialmente.
Es imperativo dejar surrealismo mágico y aplicar realismo clásico en las relaciones con EUA.
La confirmación de que Donald Trump, está trabajando para designar como terroristas a los cárteles mexicanos del narcotráfico deberá modificar toda la relación de seguridad con Estados Unidos. Sin duda. El Presidente López Obrador, estará obligado a cambiar su cuestionada estrategia de seguridad. Ha llegado el momento de llamar a las cosas por su nombre: México está viviendo el fenómeno de la utilización del terrorismo como un método del crimen organizado
No olvidemos que el terrorismo también es, en el fondo, una guerra psicológica.
La duda de calificar, o no, a los carteles de la droga como terroristas, denota la pérdida de inocencia que está viviendo la Republica. A pesar de que la amenaza terrorista de Donald Trump, parece jugar siempre un papel de “cuña comunicativa” para avanzar otro tipo de agendas en la relación bilateral, estos escenarios, como bien saben los especialistas en Inteligencia, no se pueden descartar o minimizar. Siempre será mejor estar preparados por si suceden.
Donald Trump no desaprovechó la carta que le dio la familia LeBarón, para su reelección a la Presidencia de Estados Unidos, y también, porque no decirlo, para jalarle el cuello al ganso.