Nunca antes ha sido tan importante que cada uno de nosotros asuma su propia responsabilidad con el presente y el futuro, tanto en el ámbito de lo personal como en el de la sociedad. Sin duda. Todos podemos ser “agentes de cambio”, contribuyendo a liderar el cambio social que tanto queremos y merecemos. Un agente de cambio no es importante por quien es, ni por la cantidad o magnitud de lo que hace, sino por la trascendencia en la vida de quienes reciben ese apoyo.
La película “Pay it forward” nos brinda un ejemplo de lo que podemos hacer.
La película que traducida al español se tituló “Cadena de favores”, puede ser útil para ejemplificar lo que podemos hacer. La cinta describe la historia de un niño de primaria que, en respuesta al reto planteado por uno de sus profesores, emprende la loable labor de hacer favores a tres personas, en condiciones y con necesidades muy específicas y variadas entre ellas, con la única condición de que cada persona que recibe el favor lo multiplique ayudando, a tres personas más.
Cuando poco, o nada, podemos esperar de los gobiernos, busquemos opciones innovadoras
En medio de la circunstancia tan adversa que estamos confrontando ¿es posible ser optimista? Yo pienso que sí. Una de las claves para estar optimista, es poder ver el largo plazo. La primera consideración es que hay que recordar que las crisis son siempre oportunidades para las personas, para las empresas y para los países. A veces necesitamos atravesar crisis para inventar otros futuros. Esto implica cambiar la valoración que damos a las cosas, e incluso, a las personas.
Circunstancias como las presentes son propicias para la aparición de agentes de cambio.
En circunstancias como las que hoy vivimos los mexicanos se puede dimensionar de mejor manera el valor las acciones de los gobiernos que nos dirigen. Sin duda. En algunos casos será para bien y en otros en sentido opuesto. Cierto es que desearíamos no tener que atravesar momentos de dolor y frustración para poder hacer los cambios requeridos. Sin embargo. Es un hecho que, en ocasiones, se requiere el acicate de ser confrontado por una realidad hostil.
Mexico no debe ser el país de una sola voz.
Por muchos meses, los mexicanos escuchamos una sola voz. Peor aún. Ya sea en televisión, prensa, medios digitales y, hasta en memes, la imagen presidencial domina el imaginario colectivo nacional. Resultado. Mexico entero se ha convertido en el espacio de un solo hombre. Desde el púlpito de Palacio Nacional, se fija la agenda, se denuesta, se difama y se miente diariamente en las conferencias mañaneras para después solo escuchar ecos de lo dicho.
Para sobrevivir al sexenio de los miserables, necesitamos convertirnos en agentes de cambio, preguntarnos qué podemos hacer por los demás y proceder en consecuencia.