LA UTOPIA
Por Rubén Medina 03 Junio 2020
Construyamos México
¿Qué tal si deliramos por un ratito? ¿Qué
tal si clavamos los ojos más allá de la infamia para adivinar otro mundo
posible?
El aire estará limpio de todo veneno
que no provenga de los miedos humanos y de las humanas pasiones...
En las calles los automóviles serán
aplastados por los perros. La gente no será manejada por el automóvil, ni será
programada por el ordenador, ni será comprada por el supermercado, ni será,
tampoco, mirada por el televisor. El televisor dejará de ser el miembro más
importante de la familia y será tratado como la plancha, o el lavarropas.
Se incorporará a los códigos penales
el delito de estupidez, que cometen quienes viven por tener o por ganar en vez
de... vivir por vivir nomás... Cómo canta el pájaro sin saber que canta y cómo
juega el niño sin saber que juega.
En ningún país irán presos los
muchachos que se nieguen por cumplir el servicio militar, sino los que quieran
cumplirlo. Nadie vivirá para trabajar, pero todos trabajaremos para vivir. Los
economistas no llamarán nivel de vida al nivel de consumo ni llamarán calidad
de vida a la cantidad de cosas. Los cocineros no creerán que a las langostas
les encanta que las hiervan vivas. Los historiadores no creerán que a los
países les encanta ser invadidos. Los políticos no creerán que a los pobres les
encanta comer promesas.
La solemnidad se dejará de creer que
es una virtud, y nadie, nadie, tomará en serio a nadie que no sea capaz de
tomarse el pelo. La muerte y el dinero
perderán sus mágicos poderes, y ni por defunción ni por fortuna se convertirá
el canalla en virtuoso caballero.
La comida no será una mercancía, ni
la comunicación un negocio... porque la comida y la comunicación son derechos
humanos. Nadie morirá de hambre... porque nadie morirá de indigestión.
Los niños de la calle no serán
tratados como si fueran basura, porque no habrá niños de la calle. Los niños
ricos no serán tratados como si fueran dinero, porque no habrá niños ricos. La
educación no será el privilegio de quiénes puedan pagarla y la policía no será
la maldición de quiénes no puedan comprarla.
La justicia y la libertad... hermanas
siamesas condenadas a vivir separadas, volverán a juntarse, bien pegaditas,
espalda contra espalda. En Argentina, las locas de plaza de mayo serán un
ejemplo de salud mental, porque ellas se negaron a olvidar en los tiempos de la
amnesia obligatoria.
La Santa Madre Iglesia corregirá
algunas erratas de las tablas de Moisés, y el sexto mandamiento ordenará:
festejar el cuerpo. La Iglesia también dictará otro mandamiento que se le había
olvidado a Dios: amarás a la naturaleza de la que formas parte.
Serán reforestados los desiertos del
mundo y los desiertos del alma. Los desesperados serán esperados y los perdidos
serán encontrados, porque ellos se desesperaron de tanto esperar y ellos se
perdieron por tanto buscar.
Seremos compatriotas y contemporáneos
de todos los que tengan voluntad de belleza, y voluntad de Justicia... hayan
nacido cuando hayan nacido y hayan vivido donde hayan vivido, sin que importe
ni un poquito las fronteras del mapa ni del tiempo.
Seremos... imperfectos, porque la
perfección seguirá siendo el aburrido privilegio de los dioses.
Pero en este mundo, en este mundo
chambón y jodido, seremos capaces de vivir cada día cómo si fuera el primero y
cada noche cómo si fuera la última.
P.d.: El Derecho al Delirio…
Eduardo
Galeano (escritor uruguayo)