Opinion

A 112 años del plan de San Luis: un sacrificio que sigue vigente

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Por Ricardo Fuentes Lecuona 22 Noviembre 2022

Así las cosas

Así las cosas… Este día veinte de noviembre celebramos el aniversario del inicio de la Revolución Mexicana, un complejo alzamiento popular de carácter social, agrarista, democrático y vanguardista que rompió las cadenas de la tiranía, la esclavitud y el despotismo porfirano.

Hace 112 años, los mexicanos echaron fuera una oligarquía económica, política y militar que por décadas pretendió abanderar el interés nacional a través de la represión, el paternalismo y la persecución. Las causas apegadas a la Revolución Mexicana son incontables, desde el proletarianismo de los hermanos Flores Magón, el liberalismo ilustrado de Buelna Tenorio y la cruzada democrática de Francisco I. Madero, hasta el agrarismo Zapatista, el feminismo de Hermila Galindo y el constitucionalismo de Carranza.

En el episodio más dramático y contundente de la historia nacional, los mexicanos y las mexicanas demostraron su heroísmo, convicción y valentía al entregar su vida a la causa por un mejor país, que gracias a este sacrificio, hoy es más libre, justo y democrático. Tristemente, en la actualidad, la memoria de la Revolución ha sido reducida a una historia que en contadas ocasiones se recuerda fuera de un libro, una anécdota, un eslogan político, o un salón de clases.


 Esta lamentable amnesia sociocultural, que las nuevas generaciones padecemos, le ha abierto las puertas a una clase política que, a lo largo de los años, ha buscado debilitar muchos de los triunfos revolucionarios que nos heredaron los héroes y las heroínas del temprano siglo XX. Todos los mexicanos somos herederos y benefactores del legado revolucionario, y es por eso mismo que estamos obligados a continuar la lucha y a proteger sus conquistas.
 Erran quienes aseguran que la Revolución Mexicana terminó con la Constitución de 1917, con el Plan de Agua Prieta, o con el Partido Nacional Revolucionario. Si bien la dimensión armada de esta lucha ha cesado, la batalla por el sufragio, por la tierra y por la igualdad no terminará hasta que las injusticias sistemáticas sean expulsadas definitivamente de México, así como se hizo con Díaz, Huerta y Orozco.

Este día es más que un “puente”, más que una marcha en el centro y más que una festividad escolar. Este día es una celebración del sacrificio de nuestros antepasados, y un recordatorio de la obligación que tenemos los mexicanos de continuar esa batalla que estalló a las seis de la tarde de aquél 20 de noviembre de 1910.

Por ninguna razón podemos permitir que cesen 112 años de lucha, y mucho menos que sean olvidados. La lucha sigue, y continuarla es nuestra responsabilidad. ¡Que viva la Revolución!