Los influencers también tienen una responsabilidad social
Por Alex Méndez 10 Julio 2021
Conciencia Ciudadana
La existencia de influencers es un fenómeno
global que desde hace más de una década ha cambiado muchas perspectivas sobre
lo que son las figuras públicas, los nuevos perfiles de los comunicadores, el
valor de los contenidos audiovisuales que la población consume y la
responsabilidad de quienes emiten mensajes desde las redes sociales, las
plataformas de alojamiento de podcasts o los sitios web de videos, como
YouTube.
No hay duda de que se trata de voces que la
gente quiere escuchar. Y sí, quizá era necesario que la sociedad rompiera las
barreras que impedían a cualquier persona tener una voz y ser reconocida por su
forma de pensar, sus gustos, sus ideas y su manera de vivir. El mundo estaba
listo para su novedad y su frescura, y la era digital abrió el camino para que
miles de nuevos talentos pasaran de ser gente “común y corriente” a tener un
reconocimiento y gozar del éxito y la fama prácticamente de un momento a otro,
dejando atrás las sombras donde permanecían por la falta de espacios en los
medios tradicionales de información.
Y mientras más ventanas se van abriendo, más
escaparates existen para los llamados influencers o “creadores de contenido”;
uno de los espacios más recientes es TikTok, donde una publicación viral puede
renovar una carrera en declive, como en el caso de la actriz Erika Buenfil,
encumbrar a jóvenes talentosos, como la cantante y youtuber Kimberly Loaiza, quien, con solo 24 años tiene más de 46.8 millones de seguidores
en esta red social, o llevar a la cárcel a una joven de 30 años por un delito
como la pornografía infantil.
Tal es el caso de Yoseline Hoffman, conocida
como YosStop, quien actualmente se encuentra recluida en el penal de Santa
Martha Acatitla de la Ciudad de México, acusada de pornografía infantil por
asegurar en su canal de YouTube que ella había visto (y tenía en su
poder) una grabación donde se exponía la violación grupal de una menor de 16
años. Su caso ha sacudido el mundo de las personalidades de internet y ha
abierto un espacio para la reflexión sobre los límites de la libertad de
expresión, los valores de los contenidos en estos espacios y la seriedad que se
debe asumir al hablar sobre temas sensibles y relevantes. En pocas palabras:
sobre su responsabilidad social al momento de hacer una publicación o emitir
algún comentario, y todos esos valores que pueden encumbrar su carrera o
dilapidarla.
Así como los llamados creadores de contenido
han logrado generar negocios exitosos y abandonar el anonimato, deben
comprender que cualquier expresión y cualquier idea expuesta en sus escaparates
puede tener consecuencias reales. Ser famosos inevitablemente les asigna nuevos
roles y compromisos: desde tratar bien a la gente, que ahora es su público (o
su “comunidad”, como suelen llamarle también), hasta estar plenamente
conscientes de que sus palabras pueden tener consecuencias jurídicas. Deben
comprender y asumir en toda su dimensión el hecho de que ahora son vistos,
escuchados y admirados por millones de personas, entre ellos, niños y
adolescentes que los ven como un ejemplo a seguir, que repiten sus frases,
compran los productos que promocionan, bailan sus bailes, que sueñan con ser
como ellos.
Estos nuevos espacios, que han logrado
obtener por sí mismos gracias a su simpatía y talento, no deben ser únicamente
una forma de ganar dinero y convertirse en figuras públicas, sino que también
pueden convertirse en plataformas útiles para la transmisión de valores y
mensajes positivos, con responsabilidad social y sentido ético, donde se
promuevan siempre el respeto, la cultura de paz y la inclusión.
Ellos son las voces que nuestros hijos están
escuchando y deben tener en cuenta no solo las consecuencias legales de sus
palabras y actos, sino el respeto a su audiencia, pues se han convertido en
verdaderos líderes de opinión para las nuevas generaciones.
En Facebook, Instagram y Twitter me
encuentran como AlexMendezGlz1. Mis redes
sociales están siempre a su disposición para cualquier comentario.
Alexandro Méndez es jefe de
oficina de Recaudación de Los Mochis, doctor en
Administración Pública por la Universidad
Anáhuac del Norte y profesor de
asignatura en la maestría en
Administración Pública de la Universidad Tecnológica
de México.