Tras varias semanas de cuarentena, distanciamiento social y cierre obligado de empresas no esenciales, no son pocos los que desean ver un poco de luz al final del túnel en esta pandemia de coronavirus.
Una de estas señales de aliento bien podría ser el modelo predictivo que presentó la semana pasada la Universidad de Tecnología y Diseño de Singapur, el cual estima cuándo terminará la pandemia en cada país con base en datos oficiales.
Según este modelo, en México el pico de contagios se dará durante esta semana y, en teoría, de aquí en adelante comenzaría por fin a aplanarse la famosa curva de casos confirmados y muertes por Covid-19.
De cumplirse este pronóstico, para el 12 de junio ya deberían haberse presentado el 97% de los casos de coronavirus y para el 24 de junio podría darse por finalizado el brote de la pandemia en México.
Unos días después, el Gobierno federal confirmó que según sus previsiones el coronavirus alcanzará su pico máximo de transmisión entre el 6 y 10 de mayo.
Si bien estos modelos tienen sustento y sus predicciones son positivas y confiables, para que se hagan realidad, es esencial que en estas semanas se mantengan con rigurosidad las medidas de la emergencia sanitaria.
Además, por su parte las autoridades deberán ser sumamente cuidadosas a la hora de programar el fin de la cuarentena y reabrir la economía.
Tomar una decisión equivocada puede salir mucho más caro que mantener unos días más el confinamiento. Tal ha sido el caso de la ciudad de Blumenau en Brasil y la isla de Hokkaido en Japón.
La primera decidió abrir de golpe todos los comercios, lo que causó aglomeraciones de personas en estos establecimientos y además muchas personas ingresaron a ellos sin cubrebocas, a pesar de que su uso es obligatorio en esa región.
Como resultado, en sólo dos semanas esa ciudad brasileña ha experimentado un aumento de más del doble en los casos de coronavirus.
En el caso de Hokkaido, Japón, esta isla actuó rápidamente y contuvo el brote inicial de Covid 19 con una cuarentena de tres semanas. Pero cuando las autoridades locales levantaron las restricciones, una segunda ola de infecciones golpeó aún más fuerte.
Cuatro semanas después la isla se vio obligada a volver a implementar el confinamiento de sus ciudadanos.
Según los expertos, esto podría haberse evitado si el estado de emergencia no se hubiera levantado demasiado pronto por la presión de las empresas locales, junto con una falsa sensación de seguridad ante la tasa de contagios a la baja.
Ambas experiencias nos deben ofrecer una valiosa lección para la próxima fase de la batalla contra el coronavirus.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que la decisión de reabrir las ciudades y las empresas no puede basarse solamente en la disminución de contagios y muertes.
Es indispensable que el sistema sanitario, las escuelas y lugares de trabajo estén preparados para reiniciar actividades, sobre todo con medidas de sanitización, asegurar la sana distancia entre los individuos y establecer posibles respuestas en caso de surgir nuevos brotes de la enfermedad.
Definitivamente no hay recetas fáciles para regresar a la normalidad y menos ante la amenaza de una segunda oleada de contagios.
Hay que mantener la cabeza fría. Si los gobiernos toman decisiones apresuradas sin información y sustento suficiente, correremos el riesgo de hacer nuevos confinamientos, lo que hará más daños a la vida y los ingresos de los ciudadanos y las empresas.
Sí hay luz al final del túnel. Pronto podríamos estar en la etapa de salida de la emergencia sanitaria, pero mientras eso sucede, más que nunca debemos cuidar nuestra higiene y mantenernos en casa con buen ánimo.