Opinion

Perspectiva

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Por Moisés Gómez Reyna 11 Mayo 2020

Estado de derecho

Por muchos años académicos y expertos han analizado y propuesto cuáles deben ser los cimientos básicos para que un país o una región logre desarrollarse en paz y prosperidad, y cuáles las acciones a implementar para que esto sea con igualdad de oportunidades para todos.

Se ha discutido sobre los elementos para alcanzar mayores tasas de crecimiento económico, generar empleos suficientes y bien remunerados, disminuir la pobreza y reducir los niveles de delincuencia e impunidad.

La mayoría de los académicos, investigadores y expertos coinciden en que la base fundamental para lograr paz y prosperidad se construye a partir de garantizar la seguridad personal, familiar, patrimonial y jurídica de las personas, ésta última directamente vinculada con el respeto al Estado de Derecho.

El Estado de Derecho se alcanza con el principio básico de que todas las decisiones que se tomen desde el poder público estén regidas por la ley y respeten los derechos de todos los ciudadanos. Esta premisa genera confianza, certidumbre, coadyuva al combate la pobreza, protege a las personas de las injusticias y además, como hemos dicho, es la base del desarrollo.

Lamentablemente, de un tiempo a la fecha, se han tomado decisiones que parecen no encajar con las definiciones y principios de un efectivo Estado de Derecho.

Primero con la controvertida suspensión de la megainversión del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México en Texcoco, a pesar de su importancia estratégica, los estudios de factibilidad realizados, los 60 mil millones de pesos ya invertidos y los 71 mil millones de pesos adicionales que costó cancelar los más de 600 contratos relacionados con la obra.

Luego, en Baja California, con la cancelación de la inversión de mil 400 millones de dólares de la empresa cervecera Constellation Brands, la cual no obstante  contar con los permisos necesarios y llevar un avance de 65% fue revocada mediante una consulta donde participó sólo el 3.5% del padrón electoral de Mexicali.

Este lunes se pudiera estar dando una prueba más sobre la aplicación del Estado de Derecho en nuestro país.

Y es que se presentará ante el pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) el proyecto del Ministro José Fernando Franco González Salas, el cual propone invalidar la reforma a la Constitución de Baja California del 2019, que amplió de 2 a 5 años la duración del mandato del actual gobernador Jaime Bonilla.

Para buena parte de los especialistas en derecho, dicha reforma viola la legalidad, el derecho al voto, la certeza electoral y la seguridad jurídica, ya que los ciudadanos de Baja California acudieron a las urnas en 2019 para elegir Gobernador por un periodo de sólo dos años.

Por lo tanto, ampliar el mandado de Bonilla los privaría de su derecho a elegir nuevas autoridades en 2021 y le otorgaría al Gobernador un período de desempeño sin sustento en la determinación los bajacalifornianos.

Si bien los estados son libres y soberanos, estos deben estar apegados en todo momento a los principios de legalidad que marca la Constitución federal, sobre cual no puede estar ninguna ley o Constitución estatal.

Por ser una reforma ya aprobada y promulgada, los ministros de la SCJN deberán votar en mayoría calificada (8 de 11 votos) para declarar como inconstitucional la también conocida como “Ley Bonilla”.

Que la Suprema Corte valide la ampliación de mandato en Baja California, sería interpretado por muchos como un nuevo “golpe” al Estado de Derecho.

Mandar una nueva señal en este sentido, podría ser particularmente delicado en este momento donde se requiere total certidumbre para superar la crisis económica y social que atravesamos.

Twitter: @GomezReyna

 

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