El 2020 tuvo un arranque más que tenso, esto luego de un ataque militar realizado por Estados Unidos en Iraq y donde resultó muerto el líder de una fuerza élite de la Guardia Revolucionaria de Irán.
El asesinato del general Qasem Soleimani enfureció al gobierno iraní, el cual prometió que pronto tomará represalias sin especificar de qué tipo.
Mientras tanto en Estados Unidos los demócratas interpretaron el ataque “casi” como una declaración de guerra en contra de ese país islámico y las principales ciudades de nuestros vecinos se pusieron en alerta ante posibles atentados terroristas.
La sola amenaza de un conflicto militar de mayor escala en Medio Oriente disparó el viernes en un 4% los precios internacionales del petróleo y provocó una caída de la Bolsa de Valores en Estados Unidos.
Un posible conflicto bélico que involucre a Iraq e Irán impactaría de forma inmediata la oferta mundial de crudo, ya que estos dos países ocupan las posiciones 5 y 10, respectivamente, entre los mayores productores de petróleo del planeta, esto según cifras de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
Por lo tanto, de continuar incrementándose las tensiones, es de esperarse que los petroprecios continúan en aumento, lo que podría tener repercusiones negativas en la economía internacional, y desde luego México no será la excepción.
Quizás hace 15 años un poco de tensión en Iraq e Irán hubiese tenido un impacto relativamente positivo para nuestro país, ello por el aumento en los precios del crudo mexicano, pero hoy esto podría tener más perjuicios que beneficios.
Hace 15 años una tercera parte de los ingresos del Gobierno mexicano dependían de los ingresos petroleros, pero desde entonces la producción de crudo del país se ha desplomado en un 50%.
Por este motivo, en 2019 sólo el 18% de los ingresos del Gobierno federal fueron producto de las ventas de crudo de Pemex.
Por otra parte, en 2005 sólo 3 de cada 10 litros de gasolina que se vendían en México eran importados, mientras que hoy 7 de cada 10 litros de combustible comercializado en el país se traen desde el extranjero.
Por ello, anteriormente un aumento de los petroprecios beneficiaba a las exportaciones mexicanas y engrosaba las finanzas públicas del Gobierno federal.
Por su parte, los consumidores mexicanos no se veían afectados, ya que el Gobierno federal controlaba el precio de las gasolinas a través de Pemex y podía subsidiar la importación de gasolinas más caras con los ingresos extraordinarios que dejaban las exportaciones de crudo.
En contraste, desde 2017 el Gobierno federal ya no controla el precio de la gasolina, y además en este 2020 impondrá un Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) de 4.95 pesos por cada litro de gasolina regular que se comercialice al público.
En otras palabras el Gobierno ya no subsidia las importaciones de gasolinas y además hoy ve a los combustibles como un instrumento recaudatorio para compensar el desplome de los ingresos petroleros.
Por lo tanto, de aumentar las tensiones en Medio Oriente y si esto sigue elevando los petroprecios, es muy probable que los precios de la gasolina también comiencen a incrementarse en México, lo que generaría un repunte en la inflación y una caída en el consumo.
Si bien el Gobierno federal tiene la opción de reducir el IEPS para tratar de amortiguar los incrementos en los costos de los combustibles, la realidad es que tendrá poco margen considerando dada la presión de reactivar la economía mediante inversión pública y el alto costo de los programas sociales.
Por lo tanto, por el bien de la paz y la economía, lo mejor sería que las tensiones se aliviaran pronto y que esto no dificulte más un año que ya de por sí luce complicado para nuestro país.